Los langostinos congelados son junto a las gambas los mariscos preferidos de mucha gente. Se trata de crustáceos que en ocasiones pueden resultar difíciles de distinguir. Los dos tienen diez patas, tienen el cuerpo alargado y viven en las aguas marinas, en los fondos arenosos que se sitúan a la salida de los ríos. Para diferenciarlos tendremos que fijarnos tanto en su color como en el tamaño. El langostino tiene un tono rosado tirando a blanquecino con rayas marrones y suelen ser más grandes, pudiendo alcanzar los 20 centímetros.
7Pélalos comenzando por la cabeza y sigue por el cuerpo
Una vez limpios, llega el momento de que comiences a retirar el caparazón a los langostinos. Debes comenzar por la cabeza que quitarás con delicadeza. Después abrirás el caparazón por la parte inferior del langostino y lo retirarás junto con las patas y la cola dejando la carne totalmente al langostino. Ojo, aún no está listo para cocinar, antes debes retirar los intestinos que son esa pequeña línea de color marrón. Para ello, te ayudarás de la punta de un cuchillo o de un palillo tirando con cuidado para que salga entero.