Los langostinos congelados son junto a las gambas los mariscos preferidos de mucha gente. Se trata de crustáceos que en ocasiones pueden resultar difíciles de distinguir. Los dos tienen diez patas, tienen el cuerpo alargado y viven en las aguas marinas, en los fondos arenosos que se sitúan a la salida de los ríos. Para diferenciarlos tendremos que fijarnos tanto en su color como en el tamaño. El langostino tiene un tono rosado tirando a blanquecino con rayas marrones y suelen ser más grandes, pudiendo alcanzar los 20 centímetros.
6El primer paso es limpiar a fondo los langostinos congelados
Es importante que comiences la elaboración limpiando meticulosamente cada langostino. Se trata de eliminar los restos de arena o de suciedad que les puedan quedar adheridos a la piel. Lo mejor es que lo hagas en un cuenco lo suficientemente amplio, introduciendo los langostinos congelados en agua tibia abundante. Esto ayudará también a que terminen de descongelarse. De paso, observarás cualquier tipo de señal que a la vista o al olor puedan indicar que los langostinos no están en buen estado.
