Las galletitas saladas son sencillamente deliciosas, fáciles de hacer y te permiten el placer de disfrutarlas a la hora que sea acompañándolas con ricos quesos o embutidos, o para tenerlas en tu bolso y picotear a la hora de un antojo en la oficina.
Si buscas disfrutar de un toque crujiente y rico cuando comes una galleta, esta receta definitivamente es para ti. Tendrás un resultado aromático, rico y extra crujiente que te va a encantar.
9Utiliza al frío como aliado para un magnífico acabado
Toma cada una de las galletitas saladas y disponlas sobre una bandeja forrada con papel sulfurizado para evitar que estas se quemen durante el proceso de horneado. Con la ayuda de un pincel de cocina, pincélalas un poco con agua y espolvorea semillas de sésamo.
Enciende el horno a 200 °C y mientras esperas que el mismo se caliente a esta temperatura, lleva la bandeja con galletas a la nevera. El frío será tu aliado para que, una vez haga contraste de temperatura, las finas capas se separen, quedando unas galletitas delicadas, crujientes y de aspecto hojaldrado.