Dicen que no hay costumbre más española que la siesta. Y es que ese plácido sopor que nos invade después de haber disfrutado de una sabrosa comida invita a ello, especialmente en los meses de verano. Por eso es una práctica más mediterránea, por el clima. Los beneficios de la siesta son muchos, eso sí, si se sabe dormir que como en todo tiene su truco. También es verdad, que a pesar de ser uno de los lujos más democráticos que las personas nos podemos dar, tiene su cierto lado de mala fama.
1Hay muchas maneras de dormir la siesta
Dormir la siesta es para algunas personas religión, mientras que otras no la duermen nunca y hay quienes lo hacen de manera esporádica, especialmente si han pasado una mala noche. Hay quien la duerme en la cama, los más puntillosos llegan incluso a ponerse el pijama. Otros prefieren el sofá, incluso hay quienes la duermen sentados dando cabezadas. Algunas personas necesitan el runrún de la televisión de fondo, mientras otras prefieren dormir en silencio. Y, en los meses de verano, los más afortunados pueden incluso tener la suerte de dormirla en una tumbona o hamaca en el jardín o la terraza.