El pollo asado es todo un clásico de la cocina y no hay quien se resista a su sabor; además, es prácticamente un plato que se cocina solo, ya que simplemente hay que tener la magia de condimentarlo bien, y el horno se encargará de todo. Por supuesto, un par de trucos se harán necesarios para que quede jugoso y crujiente.
Uno de los principales dolores de cabeza que puede producirte su preparación, es el hecho de lograrlo bien jugosito en su interior, pero espectacularmente crujiente por fuera; y sí, seguramente ya has visto los consejos de los mejores chefs, pero con esta receta práctica, te quedarás enamorado definitivamente.
5No te olvides de su interior
Una vez que lo tengas cubierto con el aceite y correctamente salpimentado, coloca el pollo en la bandeja que vas a usar para hornearlo. Procura que la bandeja sea del tamaño correcto; es decir, ni muy grande, ni muy pequeña.
No olvides el interior del ave, ya que olvidarte de ella, es lo que da, generalmente como resultado, una carne algo desabrida. Por eso, aparte de haberlo salpimentado en su interior, en este punto, introduce las mitades del limón utilizado y los dientes de ajo aplastados.