El pollo asado es todo un clásico de la cocina y no hay quien se resista a su sabor; además, es prácticamente un plato que se cocina solo, ya que simplemente hay que tener la magia de condimentarlo bien, y el horno se encargará de todo. Por supuesto, un par de trucos se harán necesarios para que quede jugoso y crujiente.
Uno de los principales dolores de cabeza que puede producirte su preparación, es el hecho de lograrlo bien jugosito en su interior, pero espectacularmente crujiente por fuera; y sí, seguramente ya has visto los consejos de los mejores chefs, pero con esta receta práctica, te quedarás enamorado definitivamente.
4Aceite como aliado
Uno de los aliados para lograr que quede bien crujiente por fuera, mientras conserva toda su jugosidad, es el aceite de oliva virgen extra. Para sacarle el máximo provecho, pon en un bol el aceite y añade el tomillo. Remueve muy bien.
Cuando tengas el aceite mezclado perfectamente con el tomillo, pinta el pollo con esta mezcla y reserva una parte para utilizarla más adelante.