San Fidel tuvo la profesión de abogado, y pesar de haberla ejercido por un tiempo, tomó la decisión de ingresar como monje en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, lo cual le llevaría después al martirio.
San Fidel de Sigmaringen
Como antes dijimos, San Fidel llegó a ejercer como abogado, pero decidió llevar una vida monástica, entre vigilias y oraciones, por lo cual ingresó en la Orden Menor de los Capuchinos. Nacido en Alemania, en el año 1522, llegó a ser presbítero capuchino y fue el primer mártir de la Sagrada Congregación de Propaganda Fide, que hoy es conocida como la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, siendo elevado posteriormente a los altares de la Iglesia Católica, pero Fidel no fue el nombre con el que lo bautizaron, sino que se piensa que fue el nombre de Marcos, porque ese era el nombre por el que era llamado antes.
Su juventud fue muy aristocrática, siendo criado en la Academia Archiducal de Friburgo de Brisgovia, en la cual se destacó como un estudiante brillante y de grandes dotes intelectuales. Dominaba el latín, el italiano y el francés, llegando a obtener el doctorado en Derecho Civil y en Derecho Canónico. Luego de una carrera estudiantil exitosa, llegó a abrir su propio despacho como abogado en Ensisheim, lo que actualmente se conoce como el territorio de Alsacia, dedicándose siempre a defender los derechos de los menos favorecidos, frente a los más poderosos.
No transcurrió mucho tiempo para que se asqueara de un mundo que estaba corrompido por la riqueza y el poder, algo que despreciaba y decidió cambiar de carrera y entregarse a Dios, por ello en el año 1612 se ordenó como sacerdote y luego llegó a ingresar en la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, recibiendo finalmente el nombre por el que le conocemos hoy, que es Fidel, convirtiéndose en misionero.
Se puede decir que su muerte fue orquestada traicioneramente, y él lo sabía, pero decidió dejar todo en las manos de Dios. Resulta que fue invitado por un grupo de protestantes de Seewis o Sevis, para que diera una homilía en el templo, y en medio de la misma, irrumpió en la iglesia un grupo de hombres armados, que trataron de matarlo, pero logró ser evacuado de manera rápida del interior del templo, no obstante Fidel intuía que era el martirio lo que le esperaba, porque en las afueras del templo se encontraban sus enemigos, esperándole para detenerlo y obligarlo a que se convirtiera en protestante. Fidel se negó a ello y fue brutalmente asesinado a golpes de espada y de garrotes en la cabeza.
El 24 de abril, junto con San Fidel de Sigmaringen. El santoral católico también recuerda a otros santos y beatos mártires o cuyas vidas y obras fueron una inspiración para la cristiandad, por ser ejemplos de fe, caridad y virtudes cristianas. En esta ocasión nos referimos a San Alejandro de Lyon, San Antimo de Nicomedia, San Benito Menni, Santa Bova, San Deodato de Blois, Santa Dova, San Egberto, San Gregorio de Elvira, San Guillermo Firmato, Santa María de Cleofás, Santa María de Santa Eufrasia Pelletier, San Melito, Santa Salomé, San Wilfrido de York y Beata María Elisabet Hesselbald.