- Martinica, que actualiza su carta coincidiendo con la llegada de la primavera, se presenta como un espacio de diseño y arquitectura en el que a través de la gastronomía y la mixología se puede viajar por todo el mundo.
- Su chef, Marcello Salaris, entiende la gastronomía como una vía para revivir sentimientos. Sus creaciones tienen influencias de Japón, México, Marruecos y su Cerdeña natal, ligadas a la perfección con el producto nacional y logrando creaciones que destacan por su delicadeza.
Viajar con el paladar es lo que buscan en Martinica con su propuesta gastronómica. Su cocina está basada en la cocina mediterránea con mucha presencia de producto nacional, fresco y de mercado que convive con técnicas e influencias de países como Japón, México, Marruecos o la Cerdeña que vio nacer a su chef Marcello Salaris, que entiende la gastronomía como una vía para revivir sentimientos. Así, la carta del restaurante es un viaje a través de recetas de los cinco continentes, un festival de texturas, colores y sabores que se combinan en sutiles sinfonías para el paladar que no tardará en querer repetir.
Desde fuera, la fachada de Martinica invita a adentrarse en un universo femenino, en el que las sensaciones se suceden desde que se cruza la puerta de este local situado en el barrio de Salamanca, en concreto, en el área de María de Molina.
Una cocina para revivir sentimientos
Rebeldía, contraste, sorpresa y equilibro son algunos de los adjetivos que definen la experiencia que brinda Martinica desde su apertura en julio de 2021. Con la llegada de la primavera, su nueva carta incorpora nombres como la Lasaña de carrillera de ternera con mozzarella de búfala , pesto y prosciutto cotto; la Berenjena a la parmesana fusión ítalo-japonesa; el Solomillo de cerdo ibérico de bellota, praliné de pistachos, queso de Cabra y manzana verde; el Bacalao a la brasa servido con guiso de patata, setas, trufa, consomé de cebolla y tuétano; y el Pulpo a la brasa con fregola sarda al ajillo, alcachofas, torreznos y cream fraiche de Yuzu, entre otros. En la parte dulce sorprende Cítricos, una falsa mandarina con yogur y compota de naranja, kumquat, espuma de Campari y naranja sanguina.
A estas novedades les acompañan otros platos ya clásicos en la carta de Martinica como son el Brioche de mantequilla con presa ibérica de bellota ahumada al momento, ricota al pesto y mahonesa de chile chipotle; los Taquitos de steak tartar de solomillo de ternera nacional, huevo de codorniz y patatas fritas; la Albóndiga de rabo de toro, anguila ahumada, berenjena y yema cruda (galardonado como segundo mejor plato de rabo de toro de España en 2019); y en los postres Mi viaje a Marruecos, una propuesta llamativa que mezcla varios sabores como son el de la frambuesa, el pistacho o el curry en forma de polvo y presentado en un tradicional tajine, con lo que evoca directamente a un paseo por la medina de cualquier ciudad marroquí.
Además, coincidiendo con este cambio de carta, Martinica suma a su experiencia el show de un DJ los viernes por la noche y los sábados por la tarde y por la noche en su sala para amenizar las sobremesas junto a su carta de cócteles.
Interiores para conquistar
El interiorismo y la decoración son otros dos de los pilares fundamentales del concepto de Martinica. El diseño del restaurante es un proyecto del estudio de arquitectura Lauzan. Está inspirado en una reconocida fotografía de Salamanca en la que puede verse el río Tormes, un bosque previo a la ciudad, la Casa Lis, y la Catedral al fondo, unos escenarios que se recorren desde el interior al exterior de la sala. La pared principal está elaborada en acero inoxidable con una impresión que recuerda a la superficie ondulada del agua.
Continúan el espacio con unos troncos de árboles dispuestos en otra de las paredes principales evocando al bosque salmantino y, justo en frente, encontramos una llamativa vidriera que le aporta mucha personalidad el espacio y que es una réplica de las que pueden verse en la icónica Casa Lis. Por último, la zona más exterior del restaurante está impregnada de colores tierra y dorados que evocan la piedra de la catedral salmantina. En global, el espacio consigue envolver al comensal en un ambiente se sensaciones que acompaña a la perfección para disfrutar de cada minuto e incluso dar un paseo por Salamanca sin salir de Madrid.
Cócteles para sorprender
Por su parte, la propuesta líquida de Martinica repasa denominaciones de origen nacionales hasta un total de 50 referencias entre tintos, blancos y rosados. Esta se completa con una variada oferta de mixología diseñada Emilio Rodríguez, que ha pasado por coctelerías tan emblemáticas como Angelita Madrid, Malaboca y los restaurantes Dspeakeasy o Fayers. Algunos de los nombres son el Martinica Club, con encurtido casero de frambuesa y moras y London dry gin con un toque dulce y fresco de menta; Momento tiki; un equilibro entre zumos y destilados con cítricos, canela Thai y vodka; y Andino, un cóctel nikkei con umeshu y shiso, perfecto para acompañar la comida.
Martinica tiene un aforo total para 150 personas, una coqueta terraza exterior y un reservado para 12 comensales con vistas privilegiadas a toda la sala principal, de techos altos, donde gana presencia un pequeño jardín vertical que permite pasar la luz natural del exterior y que consigue que la sala vaya cambiando de ambiente en cada momento del día. En definitiva, Martinica es una experiencia para los cinco sentidos.