El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, viajará a Marruecos «en los próximos días» en una visita oficial que tiene como objetivo dar carpetazo definitivamente a la peor crisis diplomática en décadas y sentar las bases de la nueva etapa en la relación bilateral que ambos países están decididos a iniciar.
El anuncio, como ya ocurrió con el apoyo del Gobierno español al plan de autonomía marroquí para el Sáhara, lo ha hecho la Casa Real alauí que ha indicado que el monarca ha invitado a Sánchez a «una visita a Marruecos en los próximos días».
En Moncloa no confirman fecha pero en cualquier caso el viaje coincidirá con el Ramadán, que comienza este sábado y que es un momento especialmente señalado para los musulmanes. El hecho de que el presidente del Gobierno se desplace a Marruecos en el mes sagrado confiere a la visita mayor relevancia.
De hecho, esta no será la primera visita oficial española que Mohamed VI reciba en Ramadán, ya que en julio de 2014, semanas después de su proclamación el Rey Felipe VI junto a la Reina Letizia realizaron un viaje a Marruecos. Precisamente, el monarca ha sido informado ahora de «los detalles de la conversación», según Moncloa.
Como resultado de este viaje inminente del presidente, el encuentro que mañana tenía previsto el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, con su homólogo marroquí, Naser Burita, ha sido aplazada. Fuentes diplomáticas han explicado que dado que la invitación del monarca alauí incluye al ministro en la delegación española se ha acordado que el encuentro con Burita se produzca durante la misma.
Durante la conversación telefónica, el Rey de Marruecos ha reiterado su «alto aprecio por el contenido» de la carta que Sánchez le envió el pasado 14 de marzo en la que el presidente afirmaba que España considera que el plan de autonomía, presentado en 2007 y que daría al Sáhara algunas competencias pero bajo soberanía marroquí, es «la base más seria, creíble y realista» para una solución.
La misiva, según la Casa Real marroquí, «está en línea con el espíritu» del discurso que hizo Mohamed VI el pasado 20 de agosto en el que llamaba a «inaugurar una nueva etapa en las relaciones entre los dos países.
NUEVA ETAPA DE LA RELACIÓN
En este sentido, según Marruecos, «la asociación entre ambos países ya se inscribe en una nueva etapa, basada en el respeto mutuo, la confianza recíproca, la consulta permanente y la cooperación franca y leal».
El comunicado de Moncloa también se expresa en términos similares respecto a la llamada telefónica y lo que el Gobierno espera de la nueva etapa en la relación «basada en la transparencia y la comunicación permanente, el respeto mutuo, el cumplimiento de los acuerdos firmados por ambas partes, así como la abstención de toda acción unilateral para estar a la altura de la importancia de todo lo que compartimos y evitar futuras crisis entre nuestros dos países».
El Gobierno repite así, casi palabra por palabra, lo señalado ya el 18 de marzo y como entonces ha vuelto a defender la necesidad de una estrecha cooperación para «afrontar juntos desafíos comunes», en referencia entre otras cosas a a inmigración, y «garantizar la estabilidad e integridad territorial de España y la prosperidad de ambos países».
La garantía de la integridad territorial, en clara referencia a Ceuta y Melilla, ha sido uno de los argumentos esgrimidos por el Gobierno después de que se diera a conocer su nueva postura respecto al Sáhara, que Sánchez negó una vez más ayer ante el Congreso que constitiya «un giro» y que considera «un paso más» en la búsqueda de una solución a un conflicto que dura ya más de cuatro décadas.
RABAT NO HABLA DE INTEGRIDAD TERRITORIAL
Sin embargo, como ya ocurriera hace menos de dos semanas, el comunicado de la Casa Real marroquí no menciona en ningún momento la cuestión de la integridad territorial. Cabe recordar que Rabat reivindica la soberanía sobre Ceuta y Melilla e incluso su anterior primer ministro, Saadedine El Othmani, llegó a decir en diciembre de 2020 que tras resolver la cuestión del Sáhara luego irían las dos ciudades autónomas.
A falta de fecha, la visita de Sánchez, según ha indicado Moncloa servirá para «poner en marcha la hoja de ruta que consolida esta nueva relación», una hoja de ruta de la que ni el Gobierno ni el presidente ni Albares han dado pistas, más allá de indicar que es «ambiciosa, a la altura de dos países vecinos y socios estratégicos».
Con ello, los dos países sellarán el fin de una crisis que se visualizó el pasado mes de abril a raíz de la acogida en España por motivos humanitarios del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, pero que en realidad se venía fraguando desde antes y tenía como telón de fondo la cuestión del Sáhara Occidental.
El reconocimiento por parte de Estados Unidos, con Donald Trump aún de presidente y vía Twitter, de la marroquinidad del Sáhara Occidental el 10 de diciembre de 2020 dio alas a Rabat que, reafirmado en su postura, se lanzó a tratar de empujar a otros países a seguir los pasos de los estadounidenses.
Ese mismo día, y con el argumento de la pandemia, se cancelaba la cumbre bilateral que España y Marruecos iban a celebrar una semana después en Rabat, con el compromiso de que esta tendría lugar en los meses siguientes.
El respaldo manifiesto del Gobierno del plan de autonomía marroquí para el Sáhara, que según han sostenido tanto Sánchez como Albares ya dieron en su momento tanto José Luis Rodríguez Zapatero como Mariano Rajoy, ha sido el argumento definitivo para que Marruecos accediera a dar carpetazo a la crisis, tras meses de esfuerzos diplomáticos y dos oleadas migratorias de por medio, la primera en mayo en Ceuta y la última a principios de marzo en Melilla.
La próxima visita a Rabat será la segunda que Sánchez realice al reino desde su llegada al Palacio de la Moncloa. El presidente se reunió con Mohamed VI en noviembre de 2018 tras haber roto la tradición de todos los jefes de Gobierno hasta entonces, que siempre tuvieron Marruecos como el primer destino de sus viajes al extranjero.