Los médicos y psicólogos del Instituto de Medicina Legal (IML) de Almería que han depuesto este miércoles en la segunda sesión de la vista oral contra los futbolistas Santi Mina y David Goldar han indicado que la lesión «genital» que presentaba la joven víctima es «compatible y verosímil» con la agresión sexual que se enjuicia y han asegurado que la «sintomatología» de trastorno de estrés postraumático que se le ha diagnosticado «está directamente relacionada» con los hechos que relata.
En sala y en audiencia pública, a preguntas de la defensa de Santi Mina, para quien la Fiscalía interesa ocho años de prisión, la perito que exploró psicológicamente a la denunciante en 2019, dos años después, ha trasladado que las secuelas «no son debido a hechos anteriores o a historias previas», sino que está vinculado a «este hecho concreto» y «causado» por un «abuso o ataque sexual».
Anteriormente, interpelada por el Ministerio Público, ha precisado que «se apreció» en ella en la exploración forense «depresión grave, un estado de tristeza casi cronificado, sintomatología ansiosa y una percepción de si misma muy negativa que, antes, no tenía». «Estaba muy afectada, evidentemente, por los hechos vividos», ha puntualizado.
En esta misma pericial y a raíz del testimonio del detective privado propuesto por la defensa, la funcionaria del IML ha asegurado que la «depresión grave» diagnosticada a la denunciante «no se manifiesta de forma lineal, sino que se comporta como dientes de sierra».
«Claro que es compatible con tener una vida relativamente normal; puedes estar más triste o menos triste, pero eso no implica que no pueda salir a la calle, tener relación con gente, o forzarse a mantener una vida laboral ante la necesidad de ingresos», ha remarcado para añadir que, en este estado mental, «no todos los días son iguales; hay altibajos».
En la misma sesión, ha comparecido como perito el médico forense que exploró a la denunciante el 17 de junio de 2017, un día después de los hechos sometidos a juicio, para ratificar que, como recoge en su informe, detectó cuatro lesiones «extragenitales» que ha referido como «equimosis o moratones» y una «lesión genital» que «coinciden y se pueden producir» del modo en el que ella lo relata.
El funcionario, quien ha afirmado que halló frente a una joven que tenía «tendencia al llanto, preocupación por lo sucedido» y que mostró «un rechazo ansioso a la exploración ginecológica», ha aludido también a la presencia de restos biológicos de los dos procesados.
Ante el tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Almería que preside la magistrada Társila Martínez, han testificado, asimismo, los dos agentes de la Guardia Civil que detuvieron a Santi Mina en Mojácar (Almería) y que acudieron al lugar de los hechos enjuiciados, una furgoneta «camperizada», alertados por la Policía Local.
Ambos han señalado que la denunciante, «un poco nerviosa», les comunicó esa madrugada que había mantenido «relaciones sexuales consentidas y voluntarias» con uno de los acusados, en concreto con David Goldar, y que, «en un momento dado, había entrado el otro acusado a la furgoneta», quien la habría agredido sexualmente.
Cabe recordar que el Ministerio Público no formula acusación contra Goldar, quien se sienta en el banquillo únicamente procesado en calidad de «cooperador necesario» a petición de la acusación particular que solicita penas de nueve años y seis meses de cárcel.
Los guardias civiles han apuntado que ambos «estaban vestidos» dentro de la furgoneta y que la denunciante estaba con una amiga, que había requerido a la Policía Local previamente para pedir ayuda porque desconocía su paradero y que narró que había «recriminado» a Mina y Goldar «lo que había pasado».
Asimismo, a propuesta de la defensa, ha testificado un detective privado que realizó una «observación» de la vida de la víctima en el verano de 2019 y que ha manifestado que ella «tenía una relación sentimental, una vida social normal, sin problema para relacionarse con extraños» al tiempo que se ha referido a su vestimenta y ha confirmado que visitó en, al menos, una ocasión en el Instituto Balear de la Mujer.
Una vez concluida la sesión, uno de los letrados del futbolista del RC Celta de Vigo, Diego Capón, ha trasladado en declaraciones a los medios que tanto Santi Mina como David Goldar «están muy tranquilos» y ha asegurado que el equipo letrado de ambos está «muy satisfecho» con el desarrollo del juicio. Anteriormente, otra de las abogadas, Fátima Magdaleno Rodríguez, ha afirmado que ambos están también «muy preocupados».
La primera sesión se celebró a puerta cerrada el pasado lunes y concluyó después de que ambos acusados ofreciesen una versión exculpatoria ante el tribunal argumentando que fue «una relación sexual consentida». También declaró la denunciante, acompañada por funcionarios del Servicio de Asistencia a las Víctimas de Andalucía (SAVA) y protegida en todo momento con medio materiales como un biombo para, tal y como instó el propio Ministerio Público, «evitar la confrontación física» con los acusados.
CONCLUSIONES ESTE JUEVES
El juicio está previsto que concluya este jueves, en audiencia pública, con la comparecencia de otras siete personas en calidad de peritos y la práctica de la prueba documental. A continuación, las partes expondrán sus informes finales y quedará visto para sentencia.
El escrito de calificación provisional del Ministerio Público, recoge que Mina accedió en la madrugada del 16 de junio de 2017 a una caravana estacionada en las proximidades de una conocida discoteca de Mojácar y en cuyo interior estaban «su amigo», el también futbolista gallego David Goldar, y la mujer.
La Fiscalía sostiene que habría entrado «completamente desnudo» y que, «con ánimo libidinoso para satisfacer su apetito sexual y a pesar de la manifiesta voluntad contraria de la víctima», se habría dirigido a ella diciéndole: ‘Mira, chica, tú me gustas mucho y creo que deberíamos hacer algo’.
Cuando la mujer le contestó que se había ido a la caravana «con David«, el escrito recoge que el procesado habría salido «un minuto» para volver a entrar y, tras decirle que «le había gustado mucho», presuntamente perpetrar la agresión sexual.