San Sixto III fue el cuadragésimo cuarto Papa de la Iglesia Romana, pero no tuvo un camino eclesiástico fácil, ya que a lo largo de todo ese camino, se le acusó de simpatizar con muchas ideas que se consideraban heréticas, aunque finalmente demostró su absoluta fidelidad a la Virgen María
San Sixto III
En nuestros días Sixto no es un nombre que sea muy común, a pesar de lo cual, de acuerdo con los datos que suministra el Instituto nacional de Estadística, en España al alrededor de 2.300 caballeros que fueron bautizados con el mismo, y si contamos a aquellos a los que se les puso el nombre de Sixto como un compuesto, debemos agregar otros 300 más, así que si conoces a alguno, no te olvides de felicitarlo por su onomástico.
No obstante, el nombre Sixto fue muy popular entre los Papas. De paso, aprovechamos para informarte que Sixto forma parte de los 81 nombres papales que han sido adoptados por los Papas electos, y en el caso de San Sixto III, rigió la Iglesia Católica con ese nombre desde el año de su elección, en el 432 hasta que falleció, sólo ocho años más tarde, un 19 de agosto, Por esa Razón a San Sixto III se le rinde homenaje tanto el 28 de marzo, como el 19 de agosto.
Los historiadores están de acuerdo en que nació en Roma, aunque lo que no se ha podido determinar es el año de su nacimiento. En cuando a su vida antes de iniciar la carrera eclesiástica, sólo se conoce el nombre que tenía su familia y que eran nobles provenientes de la ciudad de Colonna. Se die que siendo joven fue atraído por las ideas pelagistas, que fue una de las llamadas herejías cristianas, pero regresó a las ideas ortodoxas, atribuyéndose tal hecho a San Agustín de Hipona, un monje con el cual San Sixto III mantenía comunicación constante por carta.
Un dato curioso es San Sixto III comenzó su pontificado a sólo un año de hacerse celebrado el Concilio de Éfeso, en el cual fueron condenadas las doctrinas pelagistas y las nestorianas o difisismo, en las que se consideraba que Cristo estaba dividido en dos naturalezas, una humana y una divina, por lo que era Dios y Hombre al mismo tiempo, pero siendo considerados como dos personas separadas, y que negaban la concepción virginal de María, su madre.
Por tener un carácter conciliador hacia el nestorianismo, San Sixto III fue acusado de profesar los postulados de esta doctrina, pero para poder impugnar esas acusaciones, San Sixto III mando construir una iglesia que fue dedicada a la adoración de la Virgen María, ennobleciendo lo que llegaría a convertirse en la Basílica de Santa María la Mayor, sobre una iglesia antigua que había sido levantada por el Papa Liberio.
Su fervor por la Virgen era tal, que se dice que llegó a ordenar la restauración de dos basílicas levantadas en su honor, que fueron las de Santa Sabina en el monte Aventino, y la de San Lorenzo Extramuros. También actuó como mediador para lograr la paz entre los sirios y Cirilo de Alejandría. Al fallecer, fue enterrado en la Basílica de San Lorenzo Extramuros el 18 de agosto de 440.
Pero el 28 de marzo también recordamos a otros santos y beatos cuyas obras fueron un ejemplo para todos los cristianos, entre los cuales están San Castor de Tarso, San Cirilo de Heliópolis, San Esteban Harding, San Gountrán, San Hilarión de Bitinia, San Proterio de Alejandría, Beato Antonio Patrizi, Beato Conón, Beato Cristóbal Wharton, Beata Juana María de Maillé y Beata Renata María Feillatreau.