El Lehendakari, Iñigo Urkullu, ha reconocido «con orgullo» el legado de las 2.194 personas ejecutadas en Euskadi durante la Guerra Civil y la postguerra, una generación «que dio su vida por la defensa de la causa de la libertad, la democracia y la justicia social», y ha llamado a «reconocer, homenajear y restituir su dignidad».
Urkullu ha presidido este sábado el homenaje que el Gobierno Vasco y Gogora, el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, han rendido en el cementerio Vista Alegre de Bilbao, en Derio, a «personas ejecutadas por defender la democracia» durante la Guerra Civil y la postguerra, entre los años 1936 y 1945. El homenaje se ha desarrollado en presencia de 300 familiares de las víctimas.
Según la investigación sobre Víctimas mortales de la Guerra Civil en Euskadi del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos Gogora, son 2.194 las personas ejecutadas, aproximadamente la mitad civiles, de ellas 60 mujeres y 2.134 hombres.
En el cementerio, y tras la intervención de los familiares de las víctimas, que han narrado sus experiencias, Iñigo Urkullu ha tomado la palabra para, en primer lugar, agradecer a las familias su esfuerzo por conservar «el buen nombre, la dignidad y la memoria» de todas las víctimas «impunemente fusiladas» en la Guerra Civil y la postguerra.
El Lehendakari ha asegurado que, todos ellos «defendieron una causa justa: la libertad, la defensa de su país y su autogobierno, la justicia social, los principios y los valores democráticos». «Hoy lo volvemos a decir alto y claro: fueron personas impunemente ejecutadas y fusiladas», ha manifestado.
Ha lamentado que, además, durante 40 años, el régimen franquista «trató de humillarles y borrar su nombre y su memoria de la faz de la tierra. No pudieron porque su dignidad, su memoria, su ejemplo estaban vivos en el fondo de nuestros corazones y en el alma de este país», ha señalado.
Urkullu ha recordado que los ejecutados durante la Guerra Civil «lo dieron todo», y por esta causa, su Gobierno quiere hoy «reconocer, homenajear y restituir su dignidad».
«Lo hacemos recogiendo su testigo y reafirmando nuestro compromiso con los principios y valores democráticos frente al totalitarismo y la intolerancia», ha señalado.
El Lehendakari ha precisado que muchas de las víctimas a las que se ha rendido homenaje este sábado «fueron fusiladas contra los muros» del propio cementerio de Vista Alegre, que son ahora, según sus palabras, «símbolo de la barbarie franquista y, sobre todo, símbolo de dignidad, la memoria y la lucha por la libertad y la democracia».
También ha apuntado que en las palabras de los familiares y las víctimas «no hay lugar para el odio ni la venganza, son palabras de amor y firmeza. Amor a los suyos y firmeza moral en defensa de su dignidad y la justicia de su causa».
Para Urkullu, «sus palabras y el ejemplo de sus vidas conforman el legado de toda una generación» abocada a «una guerra que no provocó» y que enseñó a «que luchar en el frente defendiendo la libertad contra la agresión fascista era compatible con una visión humanista y democrática».
Asimismo, ha destacado que Euskadi dio entonces «una lección al mundo con su opción por humanizar la guerra» con los canjes de presos, «condiciones dignas en las prisiones, juicios justos y conmutación de penas» o la protección a «miles de niños y niñas garantizando su salida organizada» y a familias «que fueron acogidas en distintos Países de Europa».
Supone, en su opinión, «un ejemplo que cobra hoy especial resonancia en el contexto de la cruel invasión de Ucrania por la fuerza». «Sentimos el orgullo del legado que hemos recibido. Orgullo de una generación que dio su vida por la defensa de la causa de la libertad, la democracia y la justicia social. Lo dieron todo. Hoy les queremos reconocer, homenajear y restituir su dignidad», ha dicho.
La forma de hacerlo es «reafirmando nuestro compromiso con los principios y valores democráticos frente al totalitarismo y la intolerancia».
FAMILIARES
Urkullu también ha aludido a las personas que le han precedido en el turno de intervención, tres mujeres, familiares de personas ejecutadas durante la Guerra Civil, que han recordado a sus allegados, así como lo que supuso su muerte y las consecuencias en sus vidas.
Una de ellas ha sido Maite Canedo, nieta de Heliodoro Patricio Jorge Laca, ejecutado por consejo de guerra en enero de 1938, e inhumado en el cementerio de Derio. Era natural de Ortuella, vecino de Barakaldo, guardia de asalto, estaba casado y era padre de cuatro hijos.
También ha tomado la palabra Rosario Valdivielso, de 100 años edad, hija de Juan José Valdivielso Labrador, que fue fusilado por consejo de guerra en Gijón, en noviembre de 1937, e inhumado en el cementerio del municipio. Era natural y vecino de Ondarroa y se encontraba viudo cuando le mataron.
Por su parte, María Natividad Roa es nieta de Florencia Olazagoitia Ceciaga, que fue ejecutada extrajudicialmente en Oiartzun, en noviembre de 1936 e inhumada en el cementerio del municipio. Era natural y vecina de Arrasate-Mondragón. Tenía tres hijos y estaba embarazada cuando la mataron.
De forma previa, se ha proyectado en vídeo en el que se ha relatado la forma en la que el bando sublevado llevaba a cabo las ejecuciones, por consejo de guerra o extrajudicialmente, en cada territorio de Euskadi, en el que también se han expuesto las principales cifras de víctimas.
El vídeo ha recogido fotografías de las víctimas, así como las últimas reflexiones, recogidas en las cartas de despedida dirigidas a sus familias, de aquellos que tuvieron la ocasión de hacerlo.
Para concluir el homenaje, en la zona del claustro del cementerio, las autoridades, acompañados por las familias, se han trasladado hasta uno de los muros en los que se llevaba a cabo los fusilamientos, en el que todavía se pueden apreciar los surcos de los disparos de bala.
A ambos lados de uno de los muros, se han instalado, contra los laterales de las hileras de nichos, dos placas conmemorativas con los nombres de las personas ejecutadas e inhumadas en el cementerio de Derio, 523 personas en total.
Familiares de las víctimas ejecutadas e inhumadas en el camposanto han descubierto las placas. Se trata de Gotzon Agirre, nieto de Justo Ajuria Alava,; Araitz Azkarai, familiar de Juan José Basterrechea Arrospide; Alberto Pérez, nieto de Ana Naranjo, y Miren Uribe, hija de José Luis Uribe Bilbao. Seguidamente se ha realizado una ofrenda floral frente al muro.
El cementerio de Derio conserva un segundo muro en el que se cometieron otras ejecuciones y aún son visibles las marcas de proyectiles en la propia pared. Para señalizar el lugar y divulgar lo ocurrido, se ha instalado un tótem con información sobre las ejecuciones y también un código QR que enlaza a la base de datos de Gogora en el que se puede consultar los nombres de las personas fusiladas en Euskadi en el periodo 1936-1945.
Entre las autoridades asistentes al acto, han estado presentes, entre otros, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal y el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, alcaldede Bilbao.
También han participado en el homenaje los vicelehendakaris JosuErkoreka e Idoia Mendia, las consejeras Olatz Garamendi y Gotzone Sagardui y los consejeros Pedro Aspiazu e Iñaki Arriola.
El acto ha contado, además, con la presencia de la presidenta de las Juntas Generales de Bizkaia Ana Otadui, la alcaldesa de Derio, Esther Apraiz, y el alcalde de Zamudio, Igotz López, municipios en los que se ubica el cementerio de Vista Alegre.