El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, ha reivindicado este sábado que los transportistas mantengan el paro por los diversos problemas que atraviesan, pues «tienen todo el derecho del mundo a reivindicar el pan de sus hijos».
«Aunque eso cause evidentemente unos perjuicios al resto de españoles, lo asumimos como parte que somos de compatriotas que estamos sufriendo a este Gobierno», ha subrayado Smith en declaraciones a la prensa durante la inauguración de la nueva sede de Vox en Córdoba.
«Son gente sana, son gente que quiere trabajar, que quiere vivir, pero que ya no puede más. No puede llenar el depósito porque, si llena el depósito, sus hijos no comen, así que les decimos que adelante, que entre todos lo vamos a conseguir», ha añadido.
Ha subrayado que estos trabajadores «no son la extrema derecha delincuente y fascista que dice la ministra (Isabel Rodríguez)», sino «los que traían el pan en medio de la pandemia» o cuando el país sufría la tormenta Filomena, pero, con la gestión del Gobierno y después de las protestas de agricultores y ganaderos, ahora son los transportistas los que ya «no aguantan más».
«Lo que ocurre es que estamos hartos los españoles de este Gobierno de sinvergüenzas que se ha echado en manos de los enemigos de España, que es incapaz de solucionar ninguno de sus problemas y que pretende arruinarnos para luego ponernos de rodillas, como si se tratase de la Cuba castrista o de la Venezuela de Maduro, y hay que decirle muy claro que en España hay dos cosas que son intocables, nuestra nación y nuestra libertad», ha añadido.
Preguntado por política de empleo, Smith ha dicho que «la mejor que hay es dejar a los empresarios en paz, dejarles trabajar», puesto que ellos «no necesitan más paguitas, subvenciones», sino «que se les quite de encima la losa fiscal» y «la losa burocrática y administrativa».
A su juicio, lo peor que le puede pasar a un empresario es «tener encima a una administración que los señala, los persigue y que parece que lo único que hace es reproducir esa gran mentira de que el empresario es un explotador con sus trabajadores» cuando en realidad es «un auténtico héroe abandonado».