En España celebramos con especial sentido este día, porque es el onomástico de San Braulio de Zaragoza, que es un santo de origen español, quien llegó a ser un Obispo muy reputado, que con su trabajo logró ayudar al reforzamiento de la disciplina de la iglesia entre sus miembros, alrededor de la primera mitad del siglo VII, un período en el cual los reyes visigodos se encontraban asentados a lo ancho de la península ibérica.
San Braulio de Zaragoza
Una gran parte de la vida de este santo no es muy conocida, y de lo que se tienen noticias, no existe un consenso, de modo que todo va a depender de la fuente que sea consultada, ya que no existe unanimidad entre hechos como su ciudad de nacimiento y su origen familiar. Aunque se ha llegado a un consenso en lo que se refiere a que su vida estuvo enmarcada por una gran gerencia romana en el entorno que lo rodeo en principio. Otro hecho sobre el que parece haber consenso es que, aparentemente, su padre fue un Obispo, debido a lo cual, desde niño la instrucción que recibió fue absolutamente católica y muy piadosa, lo que ocurrió igualmente con sus hermanos, teniendo la suerte de poder completar su educación religiosa bajo la dirección de San Isidro de Sevilla, quien fue su maestro y con el cual logró forjar una estrecha relación, gracias a su traslado a la capital de Andalucía, de quien llegó a catalogar sus Etimologías, a las que les puso los títulos y las dividió por capítulos. Aún se conservan numerosas epístolas con las que es posible tener una noción de la gran cantidad de comunicación que existió entre ambos santos.
San Braulio escribió una Vida de San Millán de la Cogolla y un muy valioso himno en honor a dicho santo, que ha sido considerado como uno de los mejores poemas del periodo visigodo. Llegó a ser maestro de Eugenio de Toledo, que llegó a Zaragoza para ponerse en contacto con San Braulio, y supo combinar las enseñanzas de su maestro y las de Isidoro de Sevilla.
Con el pasar del tiempo, San Braulio regresa a Zaragoza y fue promocionado por la sede del episcopado de esa ciudad, luego del fallecimiento de su hermano Juan. Llegó a ser nombrado Arzobispo de lo que, según algunos, fue su ciudad natal, Zaragoza, logra tener un espacio en el IV Concilio de Toledo, siendo el secretario personal de San Isidoro de Sevilla.
Como llegó a desempeñar una función tan relevante redactando varios de los cánones de la Iglesia en ese lapso de tiempo, llegó a considerársele todo un erudito. Luego de que fallece San Isidoro de Sevilla, San Braulio es quien se queda encargado de todos los trabajos relacionados con los concilios, por lo que se llegó a convertirse en una ficha esencial en la redacción y creación de muchos escritos eclesiásticos.
Además, el 26 de marzo, junto con San Braulio de Zaragoza, celebramos el onomástico de otros santos y beatos que fueron un ejemplo a seguir para todos los católicos, entre los que están San Baroncio, San Bercario, San Cástulo, mártir, San Desiderio ermitaño, San Eutiquio de Alejandría, San Ludgero, San Montano, San Pedro, obispo, Santa Máxima y Beata Magdalena Catalina Morano.