- A todos nos encanta tomar postre, y los adictos al chocolate se cuentan por miles.
- Del coulant de Candela Restaurante al brownie de Frankie Burguers, aquí te traemos los mejores postres con chocolate de Madrid.
A nadie le amarga un dulce y si es de chocolate… ¡menos! Los más golosos están de enhorabuena porque a nosotros nos encanta terminar una comida dándonos un capricho saltándonos la dieta. Y es que a veces es importante dejar de pensar en la operación bikini y disfrutar. Para que tomes postre sin remordimiento, te traemos siete restaurantes en los que no comer chocolate es, sencillamente, un delito.
CANDELA RESTAURANTE
Pocos son los que no han oído hablar ya de Candela Restaurante. Este rincón del barrio de Chamartín se ha ganado ya un hueco en el corazón de los madrileños. Su carta es un culto a la cocina de mercado, con productos de primera calidad preparados con mimo y cariño.
Entre sus platos emblemáticos destaca la ensaladilla rusa, las albóndigas de colmenillas o la tortilla de Betanzos, que maridan a la perfección con una cuidada carta de vinos. Pero, sin duda, los postres en Candela brillan con luz propia. Su coulant casero de chocolate y corazón líquido con helado de violeta es de lo mejor que se puede probar en Madrid. Acuérdate de pedirlo con tiempo porque se hornea en el momento. ¡Alucinante!
FRANKIE BURGUERS
Entre la restauración organizada y la hamburguesa gourmet existe un nicho que toma lo mejor de ambos extremos: simplicidad y precios muy ajustados por un lado e ingredientes de excelsa calidad por otro. En este equilibrio se posiciona Frankie Burgers, marca de gestión joven perteneciente al portfolio de Monio Group, grupo hostelero dominante y reconocido en Alcalá de Henares que suma una década de experiencia. El grupo fue fundado por el empresario hostelero Fran Rodríguez y hoy suma siete conceptos distintos en el municipio, todos ellos con su sello diferenciador de calidad.
Hace unos meses, dio por fin el salto a la capital con la apertura del segundo local de Frankie Burgers en el número 46 de la siempre animada calle Ponzano. Tras una de sus deliciosas hamburguesas, nada mejor que un brownie de chocolate acompañado de una bola helado de vainilla para hacer de esta experiencia algo irrepetible. ¿Te animas?
PIZZICO
Pizzico viene a ponerle acento italiano al tradicional mercado de abastos matritense. Las protagonistas de su carta son las pizzas napolitanas cocidas en horno de leña, en cuya elaboración se emplean materias primas traídas de Italia (todos los embutidos, salsas, quesos, harinas y levaduras son del país transalpino, salvo el agua, que es la de Madrid).
La carta de postres es una tentación. Además de calzones dulces de originales sabores (destaca la nocciola bio de chocolate sin aceite de palma, del proveedor Rigoni Di Asiago, en la región alpina cerca de la ciudad de Asiago, provincia de Vicenza) Pizzico ofrece en exclusiva los helados de Gelatique, traídos de Turín: de dulce de leche, limón, stracciatella, vainilla de Madagascar, chocolate, etc. Pizzico cuenta, igualmente, con posibilidad de degustar in situ y opciones take away y delivery (Glovo, Uber, Just Eat, Amazon Prime y Macarfi Delivery).
ROYAL MANDARÍN
Roger Chen, hostelero de tercera generación y fundador de uno de los grupos de restauración más prolíficos del momento, fue, a finales de los 90, uno de los pioneros en introducir en nuestro país especialidades hasta entonces desconocidas de la cocina china como los dumplings, los noodles o el pato Pekín. Tras más de dos décadas cosechando éxitos con enseñas como Asia Gallery–cocina china de lujo con sucursales en el hotel Palace y en Lagasca–, Zen Asian Bistró –que introduce platos vietnamitas, japoneses y tailandeses–, o Zen Noodle Shop –su concepto más informal– .
Los comensales pueden optar por amplia selección de dumplings, gyozas, buns y dim sum Xia Jiao y Siu Mai y/o atreverse con las especialidades más curiosas de la casa: los callos de ternera al vapor con jengibre fresco –perfectamente limpios y laminados–, las patas de gallo con salsa de judía negra y frutos secos, las lengüitas de pato lacadas –crujientes y tan adictivas que se comen como pipas– o la sopa de nido de golondrina. Los más golosos no pueden perderse su Fondant de chocolate. ¡Una locura!
ARRAYÁN
Arrayán nace en el año 2017, en un pequeño local de la madrileña calle Villalar, como el primer proyecto propio del chef de origen chileno Javi Cabrera. El nuevo Arrayán, en la cercana Marqués del Duero número 5, es el resurgir de un concepto con tanta alma y tanto duende que sus propios parroquianos han querido levantar tras ser arrasado por la pandemia.
Con el cese de la actividad hostelera en marzo de 2020, el restaurante primigenio se vio obligado a echar el cierre definitivo, hasta que cinco de sus clientes más fieles, convencidos del potencial de su alma máter y enamorados de su singular propuesta, decidieron invertir, esta vez, en un establecimiento mucho más ambicioso, que cuenta con 70 plazas frente a las 28 del local original y con tres espacios diferenciados: un bar con cocina non stop, con una tarta de chocolate que es un ‘must, y coctelería clásica, un restaurante de autor y un club donde se sucederán desde exclusivas catas, talleres y maridajes, hasta conciertos, cineforums o encuentros literarios para quienes se hagan socios.
SANTANCHA
La carta de Santancha busca seducir a todos los públicos con una comida sabrosa, a base de ingredientes de calidad (todas las carnes son de Discarlux) y consagrada al picoteo. Por ello abundan las medias raciones. Destacan propuestas como el tiradito de salmón ahumado con salsa de cítricos y cebolla frita, el falso risotto de carrillera al vino tinto con parmesano, la tosta de matrimonio de anchoa y boquerón con salmorejo o las croquetas de carrillera. Los amantes de la carne deberán probar su nuevo pepito de solomillo de vaca en pan brioche o la hamburguesa Santancha, de ternera con huevo frito, lascas de parmesano y una salsa de vino.
Para poner un broche dulce a la comida, nos encontramos con su torrija caramelizada con toffee y helado de vainilla y la tarta de limón con merengue. Otras opciones golosas son la tarta de chocolate o la fina de manzana al horno, la cheesecake o su tarrito de toffee con galleta de Oreo.
CILINDRO
Cilindro toma su nombre de un horno tradicional de leña empleado en la cocina criolla para ahumar y brasear la carne y el pescado. Un horno que, en su versión más evolucionada, es el alma y principal motor del nuevo restaurante de Mario Céspedes, en el que toman protagonismo los sabores ahumados, las cocciones lentas, los fondos complejos y las reducciones densas a fin de ensalzar una excelsa materia prima de origen eminentemente nacional. Su carta, libre de epígrafes y corsés, está muy enfocada a compartir y probar a través de la posibilidad de pedir (en el 90% de los casos) ración entera o media ración. En cuanto a postres, no puedes irte sin probar uno de sus imprescindibles: el Cilindro de chocolate con helado de mango.