El Museo del Prado ha habilitado en la sala 60 del edificio Villanueva un espacio con una selección de ocho obras de Francisco Pradilla, el pintor ‘histórico’ que mejor supo captar la «figura desdichada» de Juana La Loca en sus obras.
«Ese interés por Juana está relacionado con un movimiento del que no solo participó Pradilla, sino también otros pintores como Lorenzo Vallés o Eduardo Rosales que hablan de esa figura desdichada. No solo con doña Juana, también se interesaron por otras personalidades como la Reina Blanca de Navarra», ha explicado el jefe de conservación de pintura del siglo XIX del museo, Javier Barón.
De esta manera, autores como Pradilla se sintieron atraídos por estas «víctimas del poder ejercido en la Historia», algo que tenía que ver con el momento que atravesaba España, muy lejos de la época de gran imperio. «Está en consonancia con la percepción que se tiene de la nación española en un momento además que terminó con la pérdidas de las colonias», ha señalado Barón.
Pradilla alcanzó un éxito internacional gracias a su cuadro ‘Doña Juana la Loca’ –que en esta selección de obras luce en un aparte en la sala 75, junto al boceto que sirvió para el cuadro–, alcanzando el galardón máximo de la Medalla de Honor en la Exposición Nacional de 1878 y también en la Universal de París de ese mismo año.
Tras un breve paso como director del Museo del Prado –entre 1896 y 1898–, siguió apostando por enfocar su mirada en el periodo entre el siglo XV y XVI, aunque ya lo histórico había caído en desuso. De esta producción son las obras ‘El cadáver de Beatriz de Cenci’ o ‘Cortejo del bautizo del príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos, en Sevilla’, ambas expuestas también.
«Pradilla siempre creyó en la posibilidad de recrear a través de sus cuadros el imaginario de la época de los Reyes Católicos y su hija. Además de buscar la verosimilitud, consiguió resolver los problemas de composición dotando de movimiento a las escenas, lo que en su momento fue una novedad», ha indicado Barón.
Un autorretrato del pintor zaragozano, ‘El Dux Marino Faliero’ –en el que se aprecia la influencia de Fortuny como acuarelista, con quien coincidió en Roma–, el ‘Caballo árabe del conde Bobrinski’ –que sirvió de estudio para el caballo de su posterior obra magna de la ‘Rendición de Granada’– y otras tres obras sobre Juana de Castilla completan este homenaje, coincidiendo con el centenario del fallecimiento del artista.
El director adjunto de conservación e investigación del Museo Nacional del Prado, Andrés Úbeda, ha remarcado que la mayor parte de las obras son recientes adquisiciones –también hay donaciones para una exposición que ha contado con el patrocinio de Ramón y Cajal Abogados–.
Además, ha remarcado que la mitad del catálogo del Museo del Prado corresponde a obras del siglo XIX y principios del XX, de ahí la importancia de exposiciones como ésta que van rescatando para el público fondos de la pinacoteca.