El presidente y fundador de Mensajeros de la Paz, el padre Ángel García, ha regresado de la frontera con Ucrania donde ya han recogido a «alrededor de 2.000 refugiados» desde que comenzó la guerra, en colaboración con diferentes ONG y fundaciones, y ha ensalzado la «solidaridad preciosa» que ha brotado pues «hay casi más casas para acoger que refugiados».
«Es una maravilla porque es una solidaridad preciosa, se puede afirmar que hay casi más casas para acoger a refugiados que refugiados, y en las fronteras hay casi más voluntarios que refugiados. La solidaridad está a flor de piel», ha asegurado el padre Ángel en una entrevista.
El sacerdote acaba de llegar de la frontera entre Polonia y Ucrania, donde ha viajado junto con el director general de Mensajeros de la Paz, Sergio Mella, y sor Lucía Caram, con la Fundación Convento de Santa Clara, para recoger a más de dos centenares de refugiados en cinco autobuses.
Estos se suman a los aproximadamente 135 refugiados ucranianos que llegaron a Madrid en la madrugada del pasado jueves en 31 taxis a la Iglesia de San Antón, sede de la ONG. «Ya están todos en casas de acogida, de familias», asegura el presidente de Mensajeros de la Paz, que participó en todo el proceso.
Asimismo, hace poco más de una semana, Mensajeros de la Paz también colaboró con Open Arms y Solidaire para traer a España un avión con 220 refugiados ucranianos a bordo.
El padre Ángel calcula que, desde que comenzó la guerra, han recogido ya a alrededor de 2.000 refugiados ucranianos, entre los que han llegado en la caravana de taxis, en avión y en los autobuses fletados.
Precisamente, sobre los autobuses, el sacerdote ha explicado que no solo se han dirigido a ciudades españolas como Barcelona, Madrid o Sevilla sino también a otros países como Alemania o Francia, ya que, según explica, era allí donde los refugiados tenían familia.
«Hemos mandado dos autobuses a Alemania o uno a Francia porque quieren ir con sus familiares, lo único que te pedían era poder escapar de allí de alguna forma», precisa.
El padre Ángel cuenta que estos días en la frontera con Ucrania los ha vivido «con mucho dolor, con el alma encogida» al pensar «que no es posible que esto siga sucediendo» y «rezando para ver si es posible que de una vez se termine la guerra».
«Una guerra se puede evitar, es posible, allí no es por falta de pan, es algo de dialogar, que seamos capaces, que los políticos y los gobernantes se pongan de acuerdo», ha subrayado el sacerdote.
Respecto al futuro inmediato, el padre Ángel ha asegurado que van a «seguir muy cerca, apoyando a todas las personas que han llegado» huyendo de la guerra.
Además, ha avanzado que este viernes 25 de marzo, desde la Iglesia de San Antón se unirán a un «acto muy bonito» convocado por el Papa Francisco: la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María.
«En la Iglesia de San Antón le vamos a ofrecer a la Virgen de Covadonga y al Cristo de los Niños un ofrecimiento, uniéndonos al Papa Francisco. Además de poner todos los medios, los que creemos tenemos que rezar para que se cumpla el milagro», ha remarcado el padre Ángel.