Se trató de un santo que nació en Suiza y que se caracterizó por vivir una gran parte de su vida como un anacoreta.
San Nicolás de Flüe
El 21 de marzo la iglesia católica recuerda a varios santos y beatos cuya vida ha sido un ejemplo para la cristiandad, como es el caso de San Nicolás de Flüe, también conocido con el nombre de Hermano Klaus, es uno de los tres santos patrones de Suiza, al lado de Nuestra Señora de las Ermitas de Einsiedeln y San Galo, y es reconocido como santo tanto por los católicos como por los protestantes suizos, quien casi durante toda su vida practicó una vida de anacoreta, para lo cual se retiró hacia los montes, con el objetivo de alejarse del mundo y de sus banalidades. Según ha podido determinarse, San Nicolás de Flüe nació en el año 1417, en el pueblo suizo de Flüeli-Ranft, ubicado cerca del Älggi-Alp, que es el centro geográfico de Suiza, y que forma parte de la comuna de Sachseln, en el cantón de Obwalden, en el seno de una familia campesina de católicos con ciertos recursos económicos, donde le inculcaron las prácticas del ayuno y de la oración.
Siendo joven, logró distinguirse como soldado en la guerra contra Zürich (1440–1446), la cual se reveló contra la Antigua Confederación Suiza de la cual formaba parte Sachseln. A la edad de treinta años, contrajo matrimonio con Dorothy Wiss, ambos cultivaron sus propias tierras en el municipio de Flüeli, una localidad situada en las colinas alpinas, encima de Sachseln sobre el lago de Sarnen.
Llegó a tener una familia numerosa, a la cual se dedicó exclusivamente por veinte años. Llegó a ejercer ciertos cargos de gran responsabilidad dentro del cantón de Suiza en el cual vivía y tuvo un papel destacado de intermediación en algunos conflictos que tuvieron lugar mientras ejerció esos cargos alrededor del pueblo suizo de Flüeli-Ranft, por lo que se convirtió en un ejemplo para todos los habitantes de su comarca.
Alrededor del año 1447, cambio su forma de vivir de manera radical, y hacer su refugio en las montañas alrededor de su pueblo para llevar la vida de un eremita. Lo que cuenta la tradición católica es que los vecinos fueron los que le ayudaron a levantar una celda que tenía solamente una ventana pequeña para poder atisbar lo que ocurría fuera de la misma, y en ese espacio permanecía confinado cuando se dedicaba a meditar. Al pasar el tiempo, ese sitio que se convirtió en el lugar en el que se refugiaba San Martín de Flüe, se convirtió en un sitio de peregrinaje para los fieles.
Además de San Martín de Flüe, el 21 de marzo celebramos la vida de otros santos y beatos de la Iglesia Católica, que son San Agustín Zhao Rong, San Endeo, San Jacobo el Confesor, San Juan de Valence, San Serapión el Escolástico, Beata Benita Cambiagio Frassinello, Beato Mateo Flathers y Beato Tomás Pilchard.