Hay alrededor de 400 bacterias probióticas diferentes. Las más conocidas e importantes son las bacterias del ácido láctico, porque son tolerantes a los ácidos y, por lo tanto, solo pueden propagarse más en el intestino.
Y, de hecho, se ha demostrado que los alimentos probióticos tienen un efecto positivo sobre la flora intestinal y el sistema inmunitario. Ayudan contra la diarrea, los problemas digestivos y el estreñimiento, mejoran el sistema inmunológico y la salud mental e incluso pueden ayudar a prevenir el cáncer de colon.
Sin embargo, para que nuestro intestino pueda utilizar todas estas propiedades positivas, los probióticos deben ingerirse continuamente en grandes cantidades mientras están vivos. Tan pronto como las bacterias dejan de absorberse durante unos días, la flora intestinal vuelve a su estado normal.
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No todos los tipos de queso son alimentos probióticos. Las bacterias vivas del ácido láctico se encuentran principalmente en el queso Cheddar, Gruyère, Gouda, Mozzarella y Parmesano. En términos generales, cuanto más viejo es el queso, más bacterias probióticas contiene.
Además de las bacterias probióticas saludables, el queso tiene un alto contenido de proteínas saludables, vitamina A, vitamina B2 y calcio. La vitamina A tiene un efecto positivo en nuestra piel y mucosas, la vitamina B2 estimula el metabolismo y la renovación celular.
Sin embargo, lo mismo se aplica al queso: las variedades pasteurizadas no contienen bacterias probióticas vivas debido al proceso de calentamiento.