Hay alrededor de 400 bacterias probióticas diferentes. Las más conocidas e importantes son las bacterias del ácido láctico, porque son tolerantes a los ácidos y, por lo tanto, solo pueden propagarse más en el intestino.
Y, de hecho, se ha demostrado que los alimentos probióticos tienen un efecto positivo sobre la flora intestinal y el sistema inmunitario. Ayudan contra la diarrea, los problemas digestivos y el estreñimiento, mejoran el sistema inmunológico y la salud mental e incluso pueden ayudar a prevenir el cáncer de colon.
Sin embargo, para que nuestro intestino pueda utilizar todas estas propiedades positivas, los probióticos deben ingerirse continuamente en grandes cantidades mientras están vivos. Tan pronto como las bacterias dejan de absorberse durante unos días, la flora intestinal vuelve a su estado normal.
6Kombucha (té fermentado)
La kombucha se elabora a partir de té negro o de hierbas endulzado al que se le añade el llamado té o hongo kombucha.
El ácido láctico, el ácido acético, el ácido carbónico y el alcohol (aprox. 0,2 – 2% en volumen) se producen por fermentación. La bebida terminada tiene un contenido de azúcar similar al de la limonada (hasta un 10 por ciento) y también contiene cafeína, según el tipo de té.
La kombucha fresca es muy adecuada como alimento probiótico y tiene un ligero efecto antibacteriano y efectos positivos en la salud intestinal. La kombucha que puedes comprar en los supermercados o tiendas naturistas ya no contiene ninguna bacteria ácido láctica viva y por lo tanto no tiene las propiedades positivas.
Además, a la hora de consumir, siempre hay que prestar atención al contenido de azúcar y cafeína, que puede variar mucho según la variedad.
