Hay alrededor de 400 bacterias probióticas diferentes. Las más conocidas e importantes son las bacterias del ácido láctico, porque son tolerantes a los ácidos y, por lo tanto, solo pueden propagarse más en el intestino.
Y, de hecho, se ha demostrado que los alimentos probióticos tienen un efecto positivo sobre la flora intestinal y el sistema inmunitario. Ayudan contra la diarrea, los problemas digestivos y el estreñimiento, mejoran el sistema inmunológico y la salud mental e incluso pueden ayudar a prevenir el cáncer de colon.
Sin embargo, para que nuestro intestino pueda utilizar todas estas propiedades positivas, los probióticos deben ingerirse continuamente en grandes cantidades mientras están vivos. Tan pronto como las bacterias dejan de absorberse durante unos días, la flora intestinal vuelve a su estado normal.
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El ajo es un prebiótico maravilloso y aún mejor cuando se come crudo. Los prebióticos ayudan a nutrir y fortalecer la flora intestinal ya existente. Esto significa que comer alimentos ricos en probióticos es tan importante como comer alimentos ricos en prebióticos (que ayudan a alimentar las bacterias saludables que ya están en su intestino) para ayudarlo a mantener los intestinos saludables.