El grupo de investigación en Climatología, Hidrología, Riesgos Naturales y Territorio de la Universitat de les Illes Balears (UIB) ha desarrollado una metodología basada en el uso de fotografías aéreas antiguas para obtener información climatológica que permita mejorar el conocimiento de la brisa marina para reconstruir escenarios climáticos del pasado y compararlos con el presente.
Según ha informado la UIB en una nota de prensa, la revista científica ‘Remote Sensing’ ha publicado un trabajo de los investigadores Gabriel Alomar y Miquel Grimalt en el que ensayan este método innovador para recrear y modelar la dirección del viento en Mallorca, en concreto, la brisa marina o ‘embat’.
El método emplea técnicas de fotointerpretación para localizar y cartografiar las eras donde batían y abanicaban los cereales y las legumbres.
Estas actividades agrarias dejan una marca gráfica en forma del polvo que se desprende cuando se abanica lo que se ha batido.
El polvo se distribuye rodeando la era en función de la dirección del viento predominando en aquellos lugares durante las semanas en que duraba el vareo (tradicionalmente, desde Sant Pere, 29 de junio, hasta San Jaime, 25 de julio).
Según han apuntado, entre marzo de 1956 y septiembre de 1957, el servicio cartográfico del ejército del Estados Unidos diseñó y realizó un vuelo fotogramétrico del territorio español, conocido con el nombre de ‘serie B’ o ‘vuelo americano’.
El 25 de julio del año 1956 se hizo el vuelo sobre Mallorca, justamente coincidiendo con el final del tiempo de batir.
Fue un verano en que predominaron situaciones atmosféricas propicias al ‘embat’ y que llovió poco, por lo que el polvo generado en las eras había dejado la impronta gráfica que indicaba cuál había sido la dirección del viento mientras habían batido y abanicado los cereales.
Esta información, han explicado, se puede interpretar en clave eólica y, por extensión, en clave climática. El registro gráfico de esta impronta en las fotografías aéreas permite tratar informáticamente las eras como objetos espaciales que contienen una información climática de tipo ‘proxy’, es decir, una información indirecta y no instrumental de la dirección del viento en cada localización.
Los autores han cartografiado 5.690 eras, 446 de las cuales han servido para reconstruir la organización espacial de los ‘embats’ de Mallorca y dibujar las líneas que sigue este viento de verano diario en su camino desde el litoral hacia las áreas interiores, donde los ‘embats’ costeros convergen típicamente, a veces provocando tormentas.
Los mapas obtenidos se pueden confrontar con los modelos teórico-experimentales de las brisas marinas. El primer modelo de estos pertenece al trabajo de los meteorólogos Josep Maria Jansà y Eduard Jaume, que en 1946 cartografiaron el comportamiento espacial de los ‘embats’ a partir de las informaciones orales reportadas por campesinos y pescadores locales.
Alomar y Grimalt subrayan la utilidad de la información documental, oral y ahora fotográfica para reconstruir escenarios climáticos del pasado y compararlos con la situación presente.
En el caso estudiado, el examen de las eras con fines climatológicos abre una nueva línea de trabajo en climatología histórica y climatología indirecta, puesto que permite aclarar las regionalidades del viento cuando no es posible determinarlas mediante datos anemométricos de estaciones muy poco distribuidas territorialmente.
En el trabajo, Alomar y Grimalt establecen las reglas metodológicas de interpretación de las eras en clave eólica, y su análisis como ‘proxy’ etnográfico.
Estas reglas resultan válidas para todas aquellas regiones del mundo –particularmente, de la región mediterránea– donde se pueden encontrar antiguas eras circulares y de las cuales se dispone de fotografías aéreas que cronológicamente coinciden con la presencia de prácticas agrarias de base cerealística.