El ministro de Universidades, Joan Subirats, ha asegurado que la financiación del sistema universitario español deberá ser de, al menos, un 1% del PIB, cuando actualmente es del 0,7%.
Así lo ha afirmado este lunes en la Comisión de Ciencia, Innovación y Universidades del Senado, donde ha expuesto las principales líneas de trabajo de su Departamento.
Durante su intervención, Subirats ha lamentado que en los últimos diez años, las universidades españolas han perdido un 20% de su financiación. «No deja de sorprenderme que se haya podido producir esa bajada», ha confesado el ministro, que quiere «revalorizar el papel de la Universidad» mediante un incremento de la financiación, alcanzando así, mínimo, el 1% del PIB.
La financiación es uno de los elementos que quedarán reflejados en la futura Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU), según ha recordado el ministro a los senadores, subrayando que otro factor a tener en cuenta es la autonomía de las universidades. Así, considera que la LOSU debería tener un «contenido básico», que no «anecdótico».
«Ha de ser lo suficientemente significativa como para que tenga sentido hacer una ley nueva que sustituya a una que hace 20 años que se aprobó», ha asegurado Subirats, que también apuesta por que la nueva norma genere «lógicas de igualdad en el sistema» que permita que estudiantes y profesores se puedan mover en el sistema. Sin embargo, precisa: «Pero la igualdad no es homogeneidad, existe la diversidad».
En este sentido, Subirats argumenta que la LOSU también deberá ser capaz de recoger el «cambio de época» en el que estamos, incorporando los retos a los que nos enfrentamos, como el cambio climático, las nuevas tecnologías, la globalización o la formación a lo largo de la vida.
La LOSU también deberá, tal y como ha explicado, incorporar los cambios que se introducirán a nivel europeo. De momento, en el seno de la UE se está debatiendo sobre la posibilidad de crear títulos europeos o la puesta en marcha de un carnet de estudiante europeo. «La LOSU ha de partir de ahí, de su inclusión de cómo insertamos ese sistema universitario en el ámbito europeo y también en el espacio iberoamericano de educación superior».
Asimismo, entre los cambios introducidos por su Departamento respecto al borrador redactado por su antecesor, Manuel Castells, se encuentran la posibilidad de que los profesores de universidad tengan que realizar una formación específica para ser docentes.
«La docencia ha sido puesta en una función secundaria en relación con otras funciones de la universidad, esto requiere un replanteamiento; no puede ser que haya casos en los cuales universidades se precien de tener magníficos investigadores y luego los estudiantes no los vean a lo largo de la carrera», ha señalado.
Por otro lado, la futura Ley también reforzará la posición de los estudiantes, a juicio de Subirats, «el sector más débil de la comunidad universitaria». Así pues, la norma recogerá la importancia de la atención emocional y psicológica, la posibilidad de que puedan ejercer de mentores o tutores de otros estudiantes o la existencia de un servicio de orientación profesional.
El Ministerio prevé llevar la LOSU al Consejo de Ministros en segunda lectura en junio, con la idea de que entre en el Congreso antes de que acabe el periodo de sesiones, dado que el objetivo del Departamento que dirige Joan Subirats es que esta norma esté aprobada en el primer semestre de 2023.