Santa Cristina de Bolsena, también conocida como Santa Cristina de Tyro, no por la ciudad del Líbano, sino por la villa de Bolsena que tenía el mismo nombre, es recordada en el Martiriólogo Romano como una santa mártir que fue asesinada en lo que se conocía como Persia, durante una de las tantas persecuciones que sufrieron los cristianos, por no haber renunciada a su fe.
Santa Cristina
Fue una joven que murió martirizada en Persia, en los tiempos en que el reinado era ejercido por el rey Cosroes I, y la tradición cristiana no es unánime respecto a los datos de su vida, porque existen varias versiones sobre su biografía, porque las fuentes existentes presentan datos distintos, así que todo va a depender de a quién se consulte, de hecho algunos dicen que su padre pudo haber sido un sacerdote hereje o un gobernador, pero en lo que todos coinciden es que su fe católica era rechazada por su propia familia, de modo que tuvo que atravesar muchos obstáculos durante su vida.
Se dice que fue su propio padre, según se cuenta, quien la denunció como cristiana al emperador, por lo que fue encarcelada por meses, en los cuales tuvo que soportar el tormento y la tortura de sus verdugos. Producto de esas prácticas barbáricas, Santa Cristina cayó enferma de gravedad, lo que debilitó mucho su salud y pudo haber sido la causa de su muerte, pero logró recuperarse de su condición débil, no obstante, continuaba sin renunciar a su fe en Cristo, debido a lo cual, finalmente, los verdugos no tuvieron otra opción que condenarla a morir por medio de la estrangulación, decreto que finalmente fue ejecutado.
Santa Cristina fue conocida como la Gran Mártir del siglo III y es venerada tanto por la Iglesia Católica, como por la Iglesia Ortodoxa y también por la Iglesia Anglicana. Se cuenta que regalaba los ídolos y los bienes de su padre a los pobres y que por eso su propio progenitor la castigó, clavándole ganchos de hierro, metiéndola en un horno y hasta introduciéndola en un pozo con serpientes, hasta llegó a lanzarla en un lago amarrada a una roca, pero su fe en Dios la sostuvo y pudo salvarse de todos estos tormentos, hasta que producto del octavo martirio falleció, que fue mandado a ejecutar por Dion.
Por excavaciones que han podido realizarse, se ha descubierto que ya era objeto de veneración en el siglo V y sus reliquias son conservadas en la Catedral de Palermo y en Bofia, aunque se dice que en la Parroquia de la ciudad de Osma se conservan unos restos que llegaron en el año 1789. Santa Cristina es la patrona de Osma, a quien se consagró la Iglesia del lugar, según se tienen noticias, desde el siglo XIV, aunque ha podido establecerse que los restos que llegaron a esa ciudad en 1789 pertenecen en realidad a otra joven mártir, también de nombre Cristina, que se encontraban en las Catacumbas de Roma.
El 13 de marzo no recordamos únicamente a Santa Cristina, por el contrario, también se recuerda a otros santos y beatos que se convirtieron, como ella, en un ejemplo para los creyentes, entre los cuales se encuentran San Ansovino, San Eldrado, San Pientio, San Ramiro y compañeros mártires, San Sabino de Egipto, Beata Francisca Tréhet, Beato Agnelo de Pisa y Beato Pedro II, abad.