Al final de su papado, fue sustituido por San Anastasio I, y se dice que San Inocencio I fue quien dijo la conocida frase “Roma locuta, causa finita”, lo que quiere decir que cuando Roma ha hablado, la causa está terminada, que lanzó contra Pelagio, para luchar contra le herejía que éste propagaba y que provocó luchas internas en la Iglesia romana. Estuvo en el máximo puesto de la Iglesia entre los años 401 y 417 y fue el 40º papa de Roma.
San Inocencio I Papa
Según se ha podido conocer de los archivos que se conservan de la época, se dice que San Inocencio I no sólo fue el sucesor de San Anastasio I en el trono de Roma, sino que hasta pudo haber sido su hijo. ¡Así como lo estás leyendo! Un Papa que fue hijo de otro Papa. Los tiempos y las costumbres eran muy distintas en aquella época. San Inocencio I está sepultado en el cementerio de Ponciano, situado en Roma, al lado de otro personaje célebre, al que apodaron el ‘Oso Peludo’.
Una de sus primeras órdenes como Para fue que todas las causas y denuncias graves debían ser revisados por él, reservándose el derecho de intervenir en las demás causas, lo cual hizo efectivamente en muchas oportunidades, por asuntos muy diversos, en particular, aquellas que tenían estrecha relación con las celebraciones litúrgicas.
San Inocencio I fue un gran amigo de San Juan Crisóstomo, quien sufrió la expulsión de su cargo de Patriarca de Constantinopla, por causa de las hostilidades personales que tuvo con la emperatriz Elia Eudoxia y gracias a las intrigas tramadas por Teófilo de Alejandría, y por esa causa San Inocencio I intervino para que fuera reinstalado en su cargo.
Luchó por la integridad de la Santa Iglesia y fue uno de los que le hicieron frente a la herejía propagada por Pelagio, que fue un monje que comenzó a esparcir ideas que se contraponían a los dogmas de la fe de aquellos tiempos. Entre sus muchos logros reconocidos, se encuentra el haber aprobado a San Agustín y logró expulsar de la ciudad pontificia a aquellos que hablaban en contra y que perseguían a San Juan Crisóstomo, incluso en contra de los deseos del Emperador Arcadio, en el año 407.
Sin embargo, le fue imposible, a pesar de sus intermediaciones y esfuerzos, impedir que Roma fuera saqueada por Alarico, el 24 de agosto de 410. Se dice que falleció el día 12 de marzo del año 417 y esa es la razón por la que su onomástico se celebra en este día, pero no siempre fue así, porque desde el siglo XIII hasta bien entrado el siglo XX, su fecha de celebración era el día 28 de julio, pero fue modificada en el calendario santoral eclesiástico, para trasladarla al día de su muerte.
Aunque San Inocencio I Papa es un hombre que debe ser recordado por sus logros, el 12 de marzo no se celebra únicamente la vida y las obras llevadas a cabo por este hombre santo, sino que también recordamos a San Elpegio, San José Zhang Dapeng, San Luis Orione, San Pablo Aureliano, San Teófanes Cronista, Beata Ángela Salawa, Beata Fina de San Geminiano, Beato Jerónimo Gherarducci y Beata Justina Francucci Bezzoli.