Parker, la misión de la NASA para estudiar el Sol que durante sus maniobras ha realizado varios sobrevuelos al planeta Venus, ha revelado imágenes inéditas e inesperadas del lado nocturno de Venus con la cámara Wide-Field Imager for Parker Solar Probe (WISPR).
El astrofísico Javier Peralta, miembro del grupo de investigación Ciencias y Tecnologías del Plasma y el Espacio de la US, ha sido encargado de diseñar la estrategia de observaciones de Venus por parte de WISPR durante las maniobras de acercamiento/alejamiento de la nave durante los sobrevuelos de Parker. Asimismo, ha participado en la interpretación física de las observaciones, comparando las imágenes de emisión térmica de la superficie de Venus tomadas por WISPR (NASA-Parker) y la cámara IR1 (JAXA-Akatsuki).
Los expertos se han visto sorprendidos al ver la superficie de Venus con un instrumento que no estaba preparado para ello, por lo que se plantean dos interpretaciones posibles: «o bien se ha descubierto una nueva ventana espectral para poder ver la superficie de Venus a través de su densa capa de nubes, o bien la cámara WISPR es inesperadamente sensible a ciertas longitudes de onda del infrarrojo, lo que permitiría sumar nuevos objetivos científicos a la misión», afirma Peralta, quien además es autor del artículo publicado en Geophysical Research Letters.
En esta línea, Peralta también ha participado en otros dos estudios recientes en los que las imágenes de astrónomos aficionados y del Telescopio Nazionale Galileo (La Palma) han servido para monitorizar una onda de escala planetaria en Venus y medir los vientos, respectivamente.
«Desde que los astrónomos aficionados incorporaron cámaras a sus equipos y empezaron a aplicar la técnica de lucky imaging a sus imágenes, se ha producido un salto cualitativo en la calidad de las imágenes planetarias que se pueden obtener con telescopios pequeños, y la calidad de los datos sigue en aumento a través de las, cada vez mejores y más asequibles, cámaras y técnicas de procesado de imágenes. Gracias a esto, los aficionados han contribuido de manera decisiva en muchos trabajos sobre datos de misiones espaciales de la NASA, la ESA o de JAXA», añade.
«La medición de vientos en Venus es imprescindible para tratar de explicar por qué la atmósfera de Venus gira 60 veces más rápido que la superficie. Este fenómeno atmosférico se conoce como superrotación, se produce también en la luna de Saturno llamada Titán y en muchos exoplanetas, pero tras más de medio siglo de investigaciones seguimos sin explicarlo de manera satisfactoria», aclara este investigador.
El siguiente paso que se plantean los expertos es medir los vientos de Venus en regiones desconocidas de este planeta, además de estudiar los aerosoles, temperaturas y otras magnitudes atmosféricas para tratar de corroborar si es cierto que en Venus está ocurriendo un cambio climático en estos momentos, algo que se ha sugerido tras analizar los datos de las dos últimas misiones espaciales al planeta (Venus Express y Akatsuki).