Las mazorcas de maíz son perfectas para acompañar como guarnición un plato con proteínas y hasta comerlas solas es todo un placer cuando se cocinan de la manera apropiada. Seguramente, si has visto alguna publicidad, te habrás podido percatar de cómo lucen hermosas y perfectas con unos granos gorditos, apretados y bien carnosos.
Pero, ¿Qué sucede cuándo quedan secas, arrugadas o chiclosas? Conoce todo lo que se esconde detrás de unas mazorcas deliciosas y no la vuelvas a fallar jamás.
7¡A la parrilla!, aprovecha todo ese sabor ahumado y delicioso
La cocción a la parrilla es la consentida cuando te encuentras haciendo una barbacoa de pescado entre amigos. El sabor ahumado que queda impregnado en el grano de maíz, hace de la experiencia de comerlo una de las mejores.
Lo primero que debes hacer es precalentar la parrilla a temperatura medio alta y mientras se va calentando, aprovecha de quitar las hojas y barbas de las mazorcas. Limpia completamente cada mazorca y retira las barbas.