Las mazorcas de maíz son perfectas para acompañar como guarnición un plato con proteínas y hasta comerlas solas es todo un placer cuando se cocinan de la manera apropiada. Seguramente, si has visto alguna publicidad, te habrás podido percatar de cómo lucen hermosas y perfectas con unos granos gorditos, apretados y bien carnosos.
Pero, ¿Qué sucede cuándo quedan secas, arrugadas o chiclosas? Conoce todo lo que se esconde detrás de unas mazorcas deliciosas y no la vuelvas a fallar jamás.
3Cómo preparar mazorcas de maíz hervidas
Para prepararlas hervidas, retírales las hojas y las barbas y límpialas muy bien. Para asegurar que queden sin ninguna barba, sumérgelas en agua fría y restriégalas con tus manos. Así de sencillo las dejarás perfectas.
En una olla grande vierte una cantidad generosa de agua; la que sea necesaria para cubrir por completo las mazorcas y permitir que se cocinen de manera pareja. Añade una cucharadita de sal y ponla al fuego.