Las mazorcas de maíz son perfectas para acompañar como guarnición un plato con proteínas y hasta comerlas solas es todo un placer cuando se cocinan de la manera apropiada. Seguramente, si has visto alguna publicidad, te habrás podido percatar de cómo lucen hermosas y perfectas con unos granos gorditos, apretados y bien carnosos.
Pero, ¿Qué sucede cuándo quedan secas, arrugadas o chiclosas? Conoce todo lo que se esconde detrás de unas mazorcas deliciosas y no la vuelvas a fallar jamás.
2Lo primero que debes hacer: elegir unas buenas mazorcas
Las mazorcas de maíz son uno de los alimentos más consumidos en América Latina y es la base de muchos de sus platos tradicionales. También conocidas como: elotes, jojotos o choclos, las que se consumen frescas deben siempre poseer algunas características que garantizarán su calidad.
Lo primero que debes observar si las compras enteras envueltas en sus hojas, es que estas sean de un color verde claro y que la barba luzca de color rojizo o marrón brillante y vibrante. Las hojas no deben lucir marchitas ni con manchas, y la barba no debe verse negra o anudada y opaca.
Pasando a los granos, estos deben lucir de un bonito color amarillo anaranjado o blanco marfil; ser grandes de tamaño parejo y tan frescos que al aplastarlo un poco, expulse un líquido blanquecino parecido a la leche. ¡Listo, está perfecto para ser preparado!