La televisión forma parte de la vida de los españoles. De hecho, se calcula un consumo medio de más de tres horas diarias por cada persona, lo cual da a entender la importancia que adquieren los aparatos que permiten disfrutar de todo tipo de contenidos: series, películas, informativos, eventos deportivos y un largo etcétera. Así pues, no es de extrañar que el momento en el que presentan una avería suponga un quebradero de cabeza para los usuarios.
Es entonces cuando surge la típica duda: ¿reparar el modelo afectado o comprar uno nuevo? Cada vez se opta más por la primera alternativa que hemos mencionado. Así lo demuestran los servicios técnicos de reparación de televisores, cuya demanda va en aumento, siendo un claro ejemplo los profesionales de televisores.me.
Pero, ¿por qué tantas personas se decantan por las reparaciones? Básicamente ello es fruto de los diversos beneficios que aporta esta opción, los cuales desgranaremos en próximas líneas.
El boom de los televisores de tubo
Cuando se rompe un televisor de los antiguos, es decir, de aquellos que tanto pesan y ocupan, es habitual que surjan ganas de sustituirlo por uno que es más eficiente a nivel energético, reproduce una mayor calidad de imagen, etcétera. Sin embargo, en términos económicos puede ser un grave error desprenderse de él para optar por uno recién salido de fábrica.
Dentro de poco tiempo, los aparatos antiguos de tubo se convertirán en una reliquia, así como una antigüedad cotizada. De hecho, algunos de ellos a día de hoy ya presentan un elevado precio en el mercado de la segunda mano. Y es que tras ser reparados, se les puede dar multitud de usos: a modo de elemento decorativo para los amantes del estilo vintage, atrezo para los rodajes tanto de series como de películas e incluso televisor principal para disfrutar de los juegos retro.
Precisamente este último mercado que acabamos de mencionar es uno de los que más han crecido. Las videoconsolas antiguas dónde mejor se ven es precisamente en los televisores de tubo, ya que fueron creadas pensando en las características de dichos modelos. Por ende, es comprensible que la demanda de ambos tipos de productos vaya incrementándose al mismo nivel.
Cada vez hay menos teles de este tipo que estén en funcionamiento, lo cual unido a la subida de la demanda da pie a que los precios aumenten. Es por este motivo que a día de hoy es tan rentable proceder a la reparación de dichos aparatos, puesto que a medida en que los usuarios se van desprendiendo de ellos, van quedando menos unidades.
Todo esto que acabamos de comentar se traduce en que, en el último lustro, cada año que ha pasado supuso un incremento de los precios que fue como mínimo del tres por ciento, aunque llegó a alcanzar un porcentaje de cinco puntos. Así pues, muchos usuarios optan por la reparación, sabiendo que se convertirá en una inversión segura a largo plazo. Atrás quedan los tiempos en los que se pensaba que reparar un equipo tecnológico tan antiguo era tirar el dinero. Todo lo contrario.
Sostenibilidad
Los televisores empezaron por la tecnología de tubo. Unos años después se dio un paso muy importante hacia el LCD, llegando a los más modernos, incluyendo los que tienen una pantalla curva. Multitud de tecnologías han pasado por el sector: TFT, LED, plasma, 3D, etcétera. Así pues, siempre que un aparato se ha roto, si en vez de repararlo se optaba por la adquisición de una nueva unidad con las últimas características más avanzadas del mercado, ello acarreaba fabricarla desde cero con toda la contaminación que supone.
En una época en la que tanto preocupa el estado en el que se encuentra el Medio Ambiente, no es de extrañar que los usuarios se hayan concienciado sobre lo mucho que llega a beneficiar el hecho de reparar un televisor y no comprar uno nuevo.
Alargando su vida útil se invierte en el ecosistema, puesto que no solo se evita la fabricación de una unidad del modelo nuevo que tienes entre ceja y ceja, sino que también impides que se generen más residuos tecnológicos, los cuales son difíciles de desechar. Ahora que tantos consumidores se plantean comprar nuevas teles cuando las antiguas fallan, es de agradecer que cada vez más personas se decanten por la alternativa sostenible.
La opción más barata
Teniendo en cuenta las dificultades económicas que imperan hoy en día en la sociedad, es sorprendente que se suela preferir la compra de una tele nueva antes que la reparación de la antigua. Y es que en términos monetarios, arreglarla es mucho mejor.
Comprar un televisor que acaba de salir de fábrica siempre cuesta más dinero si se compara con el importe de reparar la que presenta algún tipo de anomalía. Este aspecto se suma a los demás para dar pie a que poco a poco más usuarios se conciencien sobre lo beneficiosas que llegan a ser las reparaciones.