San Valerio de Astorga, también conocido como San Valerius del Bierzo, quien, de acuerdo con los datos históricos que han podido conservarse, fue un santo que tuvo unas virtudes heroicas, con una paciencia inconmensurable, gracias a la cual pudo vencer muchas adversidades. De acuerdo a los archivos que se conservan, este santo dedicó su vida y sus acciones a la cristiandad de la región del Bierzo.
San Valerio de Astorga
San Valerio de Astorga nació en el municipio leonés de Astorga, se dice que en algún momento del siglo VII, por lo que nos estamos refiriendo hoy a un santo de origen español que trató de ingresar en el monasterio que fue fundado en Compluto por San Fructuoso, aunque los motivos por los cuales no lo logró se desconocen. Luego de este intento que falló, San Valerio se dedicó a ser discípulo de San Fructuoso de Braga, iniciando una vida de ermitaño, dedicándose a la contemplación, la oración y la penitencia.
Fue un cenobita, llamado padre del yermo, que se convirtió en anacoreta y asceta, llegó a hace un relato sobre la vida de su mentor, San Fructuoso, en la hagiografía Vita Santi Frutuosi, e igualmente es el autor de un tratado sobre la vida monacal, denominado De génere monachorum,que quiere decir algo así como acerca del género monacal. Igualmente le fue atribuida su propia autobiografía, que se encuentra basa en un monólogo confesional que fue escrito por Ildefonso, quien fuera Obispo de Toledo, que recibió el nombre de Líber Prosopoeia Imbecillitatis Propiae, que lamentablemente se ha perdido en el tiempo.
Esta actitud contemplativa frente a la religión, que no era común en aquellos tiempos, fue lo que concretamente llamaba la atención de los que habitaban en la región del Bierzo, y en principio, llevados por la curiosidad, comenzaron a acercarse al monje para escuchar lo que tenía que enseñarles, de modo que la ermita en la que vivía San Valerio de Astorga comenzó a ser muy visitada, que se encontraba ubicada al lado del Castillo de Piedra de Astorga.
Con posterioridad, San Valerio de Astorga se marcha de ese lugar, porque quiso acabar con el pecado de la codicia que sentía, porque le gustaba mucho recibir donaciones que recibía de sus feligreses, sin embargo éstos le habían construido un oratorio y cuando San Valerio de Astorga quiso regresar, lo recibieron gustosos porque lo habían extrañado mucho.
Pero luego, fue expulsado del oratorio para ser suplantado por otro clérigo. Luego de ello, San Valerio se refugia en Astorga, al lado del Obispo, de nombre Isidoro, quien le pidió que lo acompañara para asistir al Concilio de Toledo, no obstante no pudieron llegar a la reunión por causa del fallecimiento del Obispo.
San Valerio de Astorga falleció finalizando el siglo VII, y una gran parte de sus reliquias son conservadas en el Altar Mayor de la Iglesia que se encuentra en el Monasterio de San Pedro de los Montes, que se encuentra cerca de la población de Ponferrada.
Pero, hoy 25 de febrero también celebramos el onomástico de otros santos y beatos cuyas vidas se han visto reflejadas en el Martiriólogo Romano, porque influyeron en el crecimiento y diseminación de la cristiandad, los cuales son San Aldetrudis, San Néstor de Magido, Beato Avertano, Beato Roberto de Arbrisel y Beato Sebastián Aparicio.
