En el momento en que se decide comprar una vivienda hay que tener claro que habrá que hacer frente a bastantes gastos de diferentes tipos hasta que se pueda decir que es ya nuestro nuevo hogar.
Empezando por la señal, la tasación, los impuestos y gastos de formalización hasta contratar una empresa de mudanzas son tantos los gastos a controlar que contar con una lista es lo mejor para que el presupuesto se desvíe lo menos posible.
Gastos inherentes a la compra de una vivienda
Como es lógico pensar no todos van a tener que ser atendidos en el mismo momento, así que en lugar de clasificarlos por su naturaleza, que es lo más habitual, en esta lista los gastos a tener en cuenta en orden de aparición.
Antes de la compra
- Entrega del anticipo al vendedor de cara a señalizar de la compra y gastos del contrato que lo refleje.
- Gastos del informe de tasación previa a la solicitud de hipoteca o préstamo así como de cualquier otro que imponga el banco para su concesión.
- En el caso de mediar una inmobiliaria habrá también que contar con su minuta o comisión a no ser que la otra parte sea quien la haya contratado para vender el inmueble.
Durante la compra
- Pago de las comisiones hipotecarias de apertura, cancelación o subrogación y del seguro del hogar.
- Gestiones notariales, registrales y de gestoría referentes a la hipoteca y la compraventa.
- Pago del Impuesto de Transmisiones y aquellos otros que fije para la parte compradora la Comunidad Autónoma en que se realice la operación.
- Gastos de vaciado del piso que agrupan la retirada de objetos que pudieran quedar, los de pequeñas reformas previstas y las tareas de primera limpieza.
Después de la compra
- Contratación de suministros, como la luz, el agua, el gas, o de la compañía de seguridad.
- En cuanto a los gastos de posibles reformas hay que incidir en que deberían ir bien desglosados y por partidas, ya que depende por completo de las necesidades personales.
- Gastos del traslado final de nuestros enseres y ya por último y dependiendo de cada uno los de decoración y mejoras.
En el caso en que medie algún procedimiento más el orden puede verse alterado, pero como se tendrán las fechas casi con toda seguridad solo es cuestión de hacerles hueco donde les corresponda. Estos suelen ser simplemente complicaciones en las operaciones notariales, o registrales, y no son predecibles.
Si se es previsor y se organiza el presupuesto en función del momento en que se va a necesitar liquidez para los gastos, como saber la fecha del pago de impuestos o de los de la empresa de mudanzas; no es necesario que todo el dinero previsto para la compra quede inmovilizado.
De esta manera se puede hacer uso de él para cubrir imprevistos teniendo siempre presente que debe estar repuesto antes de una fecha concreta, sin apurar demasiado, y así contar con un pequeño margen de maniobra sin necesidad de solicitar préstamos ni agotar las tarjetas.