San Pedro Damián también es conocido por los nombres de Damiani o Damiano, quien en vida fue un prelado de la Iglesia Católica, nombrado Obispo de Ostia y Doctor de la Iglesia. Entró en el Eremo de Fonte Abellana, promoviendo incansablemente las bondades de la vida religiosa, en particular en los tiempos difíciles por los que atravesó la Iglesia durante la reforma.
San Pedro Damián
Su trabajo lo llevó a convencer a los monjes de dedicarse a la actividad santa de la contemplación, mientras que los clérigos debían dedicarse a la integridad de la vida, con el objetivo de que las poblaciones mantuvieran su comunión y sus vínculos con la Iglesia de Roma. Se dice que murió un 22 de febrero en la población de Favencia, en la región de la Romagna.
Fue un personaje tan importante en su época que hasta el poeta Dante Alighieri lo reflejó en el canto XXI del Paraíso, en su obra La Divina Comedia, en el cielo de Saturno, que en la referida, obra mundialmente conocida, Dante destinó a la permanencia de los espíritus contemplativos. De hecho, Dante refleja en los labios de este santo una breve pero muy eficaz narración autobiográfica, en la que indica que prefiere los alimentos frugales y la vida contemplativa, abandonando la vida en un convento por un cargo episcopal y cardenalicio.
San Pedro Damián nació en la ciudad de Rávena, Italia, en el año 1007 y fue el último hijo de una familia numerosa, quedando huérfano de padre a una edad temprana, tuvo que ser ayudado por un hermano mayor, de nombre Damiano, y eso explica por qué recibió el apelativo de Damián.
Sus estudios transcurrieron entre Rávena, Faenza y Padua, llegando a ser profesor de la Universidad de Parma, pero rápidamente dejó de lado dicho cargo, ingresando en el monasterio calandulense que se encontraba en Fonte Avellana, siendo elegido posteriormente prior del mismo. Era una época de desolación para la fe, ya que la Iglesia se encontraba dividida entre cismas y discordias, como consecuencia de lo que fue denominado como simonía, la compra y venta de los puestos en la Iglesia y la ligereza con la que el clero trataba los asuntos relacionados con el celibato. Fueron momentos en los que la Iglesia necesitó de santos varones, que eran íntegros, inteligentes, austeros, cultos y preparados como San Pedro Damián.
Durante su vida, pudo acompañar en su labor a seis Papas, con el cargo de enviado mensajero de la paz, y colaboró mucho con Hildebrando, el reformador que logró ser Papa y adoptó el nombre de Gregorio VII, convirtiéndose en su mano derecha. Luego de efectuar varias peregrinaciones a la Diócesis de Milán, de Francia y de Alemania, le llegó el nombramiento de Cardenal y Obispo de Ostia, por el Papa Esteban IX.
Ya en su ancianidad, fue llamado a Rávena, para que pusiera orden en un conflicto que se había suscitado por los que seguían a un antipapa. Murió en Faenza o Favencia, en el año 1072, en momentos en que regresaba de su última misión de paz, siendo inmediatamente venerado como santo, y oficialmente su culto fue reconocido por la Iglesia de Roma en el año 1828 por el Papa León XII, quien además lo nombró Doctor de la Iglesia, por causa de los múltiples trabajos y escritos con contenido teológico que había dejado detrás de sí.
San Pedro Damián comenzó su vida religiosa como un anacoreta, pero cuando pudo entrar en contacto con las altas jerarquías de la Iglesia de Roma, auspició con su labor el trabajo de la reforma de la Iglesia y eso lo hizo pasar a la historia.
Aunque hoy no solo celebramos la vida de San Pedro Damián, sino que se encuentra acompañado por otros santos y beatos, según el Martiriólogo Romano, que son San Estacio de Antioquía, San Germán, San Roberto Southwell, Beata María Enriqueta Dominici, Beato Natal Pinot y Beato Tomás Portmort