Las dietas de las que estamos acostumbrados a escuchar son sumamente restrictivas, y prometen resultados a corto plazo. Hasta cierto punto, podríamos debatir si es verdadero o no: dejar de comer alimentos o comer en muy poca cantidad en general hace que se baje de peso. ¿Pero esto es realmente efectivo?
¿Dietas restrictivas o efecto rebote?
El punto de inflexión viene al alcanzar el peso deseado o cuando ya la dieta es insostenible. Aquí aparece el efecto rebote, cuando inevitablemente volvemos a subir el peso perdido. ¿Te suena el dicho “pan para hoy y hambre para mañana”? Las dietas tan restrictivas son más o menos lo mismo, es decir, baja de peso hoy y súbelo mañana.
Además, bajar de peso en sí mismo no es necesariamente una meta. Por ejemplo, es ilógico pensar que alguien quiere bajar de peso de forma indefinida. Es más acertado decir que una persona quiere tener un peso a lo largo del tiempo, lo que implica bajar y mantenerlo.
Por este mismo concepto, las dietas restrictivas están intrínsecamente erróneas. Una vez que has pasado tanto tiempo comiendo poco, ¿qué sucede al alcanzar la meta que querías? Seguir la dieta podría resultar incluso insano, aparte de que quizás sea indeseado al no querer seguir adelgazando.
El cóctel para una vida saludable
Una dieta X no es suficiente para bajar de peso y mantenerlo. Se trata de cambiar el estilo de vida, de adquirir nuevos hábitos y desechar los dañinos. Además, la meta tiene que ser realista, sostenible en el tiempo, y que incluso se pueda mantener durante toda nuestra vida.
Por ello, podemos decir que el secreto para adelgazar sin dietas es un conjunto de factores que definen a una vida saludable.
La alimentación
No es lo mismo una dieta que una alimentación sana.
Técnicamente sí podemos hablar de una dieta saludable, pero la palabra “dieta” tiene un connotaciones negativas y falsas que más bien perjudican a quienes la llevan a cabo. Mentalmente, pensar en seguir una dieta es sinónimo de pasar hambre, contar calorías, comer cosas que no te gustan, no volver a comer nunca tus platos favoritos, y una inmensa culpa cuando no se cumple con algo tan rígido.
En lugar de pasar por todo esta traba mental, vamos a hablar de alimentación saludable. Comer de forma apropiada va mucho más allá de solo ingerir pocas calorías. Si así fuera, bastaría comer paquete tras paquete de galletas hasta alcanzar las 1.200 o 1.500 calorías que piden las dietas restrictivas…y la salud de la persona así solo iría cuesta abajo.
Tenemos que pensar en macronutrientes, alimentos reales (las golosinas no son alimentos), e incluso en comidas que realmente te gusten y te sean fáciles de preparar para hablar de una alimentación sana. Si no sabes mucho del tema, podrías consultar con un nutricionista online para tener una guía de alimentación especialmente diseñada para ti.
El deporte
Los 30 minutos de ejercicio recomendados al día en realidad son más bien casi una obligación para tener una vida saludable. Es más que solo un medio para no subir de peso. Se trata de tener una condición física mínima necesaria para mantener de forma correcta todas las funciones del cuerpo.
Incluso, podemos notarlo en los típicos dolores de espalda y cuello. Parte del problema es justamente la falta de fuerza y elasticidad en los músculos que sostienen esas zonas, lo que ocasiona que se tensen en exceso y se genere eventualmente dolor.
En cuanto a lo relacionado con la pérdida de peso… es obvio. Claro que ejercitar así sea un poco ayuda a quemar las calorías. Y hablamos de quemar porque estamos haciendo que esas calorías se conviertan en energía que nos ayude a llevar una vida más activa, de activar el sistema digestivo para mejorar el inmunológico y de evitar problemas como la acumulación de agua.
Las interacciones sociales
Hablar con personas, socializar, crear vínculos afectivos sanos también es parte de tener una vida saludable. Las personas tenemos la necesidad de dar y recibir afecto, de intercambiar ideas y compartir con otros similares a nosotros. Incluso si lo hemos dejado de lado con la penetración tan fuerte de la tecnología, sigue siendo una de las necesidades más básicas.
En la misma línea tenemos la salud mental. Hacer cosas que nos gustan, y cuidar nuestra mente también tiene un efecto positivo en el cuerpo, y viceversa. Dormir bien y en los horarios correctos, así como también mantener rutinas que nos ayuden a percibirnos bien a nosotros mismos se nota en nuestro cuerpo.
Por lo tanto, hablamos de tener una vida saludable con una alimentación en la que priman los alimentos de calidad, con ejercicio frecuente, con buenas relaciones interpersonales y una mentalidad. Todo esto nos lleva generalmente a bajar de peso y a mantenernos en ese peso sano a lo largo de los años.