La fabada asturiana es un plato lleno de tradición, calor y amor; uno de esos que de tan solo probar un bocado, evocan los más tiernos recuerdos de las abuelas en el fogón cocinando con pasión los platos más completos y nutritivos que alimentaron a generaciones.
De esta receta se conocen varios relatos; sin embargo, si hay una con la que puede compararse la actual, es con aquella escrita en 1910 por Francisco Díaz, jefe de cocina de la fonda La Serrana de Avilés.
2Fabes o alubias, otra de las referencias históricas de la fabada
De 1811, viajamos hasta 1843, año en el que la revista ‘La Risa’, publicara una queja en la que uno de sus lectores reclamaba que se atrevieron a señalar que en Asturias, a las habas se les conocía como alubias.
Las fabes asturianas se consideran como únicas, de buen tamaño y supremamente deliciosas, y según aquel escrito de 1843, se les consumía acompañadas con los ingredientes conocidos de la fabada asturiana; o como se reseña: fabes, tocino y morcilla, morcilla, tocino y fabes.
“Que nos fartuque de elles, ye nos llene bien lles pances, ye nos dea per sustentu en ñuestres necesidades fabes, tocin ya morciella, morciella, tocin ya fabes”