Hacer un bizcocho perfecto tienes su truco. Y aunque no hablamos de cosas científicas complicadas, lo cierto es que cada elemento empleado, las proporciones usadas, el tiempo y la temperatura de cocción e incluso la forma de presentarlo, hacen de su disfrute una experiencia única para bien o para mal.
Nada se compara con el placer de una miga perfecta, un sabor estupendo y una esponjosidad ideal. Así que si deseas sorprender a todos con tus dotes reposteros, está información es oro en letras para ti. Acompáñame a descubrir los secretos tras el bizcocho perfecto.
1Respeta siempre las proporciones que te indiquen en la receta que estás siguiendo
Por lo general, cuando haces un bizcocho, lo preparas siguiendo alguna receta o tutorial; y aunque las cantidades te salgan señaladas, nunca falta esa idea de añadir ‘un poquito más de’ cualquier cosa.
En la repostería, el arte de las proporciones hace que la magia de un postre perfecto sea posible. Cuando vayas a cambiar proporciones, procura que sea porque duplicarás cantidades o reducirás a la mitad, pero aplícalas a todos los ingredientes.
Ajusta las cantidades al número de comensales, pero nunca lo hagas de manera apresurada o por ajustar solo ‘un poco’ de algo.