Esta santa pudo haber sido lo que hubiera querido en la vida, tener una existencia cómoda y placentera, llena de lujos, porque era hija del Rey Luis XI de Francia y de la Reyna Carona de Saboya, pero prefirió llevar una vida dedicada a Jesús. De acuerdo con los datos que suministra el Instituto Nacional de Estadística, en España más de 120.000 mujeres llevan su nombre y es probable que conozcas a alguna, así que no se te olvide felicitarla.
Santa Juana de Valois
La Casa de Valois es reconocida históricamente como una casa emparentada con las casas reales de Francia, de España y de Inglaterra. De hecho, Santa Juana de Valois estuvo destinada a ocupar el trono de Francia, llegó a casarse con el Duque de Orleáns, quien posteriormente ascendió al trono, pero antes de ello, el Duque obtuvo una anulación papal de su matrimonio, así que Juana de Valois no llegó a reinar y al anularse su matrimonio, quedo exiliada de la Corte.
Se dice que nació en el año 1464, en la región francesa de Nogent-le-Roi, que se encuentra ubicada a unos ochenta kilómetros de la ciudad de París. Por supuesto que se crio en el seno de una familia acaudalada, rodeada de lujos y de caprichos, pero lo que indican los historiadores es que esta mujer no tuvo suerte en la vida.
Se cuenta que uno de los principales causantes de sus desventuras fue su propio padre, el Rey Luis XI, ya que este deseaba tener un descendiente varón, pero se tuvo que conformar con una Juana, y posteriormente su propio esposo, el Duque de Orleáns, quien no quería contraer matrimonio con ella, pero tuvo que acatar el mandato de su suegro, quien lo amenazó con el hecho de que la princesa Juana de Valois pudiera comprometerse con otro pretendiente al trono.
Cuentan los historiadores de Juana de Valois nunca fue una dama particularmente bella, por eso no llamaba la atención del pretendiente que le escogió su padre, Luis de Orleáns, quien posteriormente se convertiría en el Duque, y éste solo la visitaba cuando así le era ordenado por su suegro. Cuando de manera repentina muere el hermano de Juana, Carlos VIII, el Duque de Orleáns accede al trono y lo primero que hace como rey es pedir la anulación papal de su matrimonio, dejando a Juana de Valois con el título de Duquesa de Berry.
Desde ese instante y hasta la fecha de su muerte, Juana de Valois hace su reclusión en Bourges, fundando la Orden de la Anunciación, en honor a la Virgen María, no volvió a casarse y dedicó toda su vida a las obras de Cristo. Al morir, se celebró una gran ceremonia fúnebre en su honor y en el siglo XVIII, fue beatificada por el Papa Benedicto XIV, ascendiendo a esta religiosa a la santidad dos siglos más tarde.
Pero en este 04 de febrero también recordamos la vida y las obras de otros santos y beatos que conforman el Martiriólogo Romano, entre los cuales se encuentran San Gilberto de Sempringham, San Aventino de Chartres, San Aventino de Troyes, San Eutiquio de Roma, San Fileas de Thmuis, San Filoromo de Alejandría, San Fémino confesor, San Isidoro de Pelusio, San José de Leonessa, San Juan de Brito, San Nicolás Estudta, San Rabano «Mauro», San Remberto obispo y Beato Juan Speed
