Si tienes un gato es probable que ocurra una de dos cosas: que el felino adore el agua, o, por el contrario, que no soporte ni la idea de estar cerca de ella. Si te sientes identificado con la primera opción, eres afortunado y seguramente no sufres para nada al momento de tener que darle un baño por alguna razón. Mientras que, si eres del segundo grupo, ya debes tener algunas heridas de batalla ocasionadas ante la inminencia de un baño a tu felino.
Muchos gatos detestan el agua, pero cuidado; esto no significa que estos sean animales sucios. Al contrario, los felinos se distinguen por su extrema pulcritud y por llegar incluso a estar obsesionados por limpiar cada rincón de su pelaje frecuentemente con la lengua.
Por qué a tu gato no le agrada el agua
Todo señala a que son razones evolutivas las que llevan a tu gato a rechazar el agua, pues se estima que sus ancestros provienen de las regiones de Medio Oriente, zonas en las cuales el agua no se encuentra de manera abundante.
A medida que los gatos comenzaron un largo proceso de adaptación a nuevos ambientes, comenzaron a encontrarse con zonas en las que el agua se encontraba como parte común del entorno.
Desde ese momento, su curiosidad les hizo acercarse más a este tipo de realidad y luego de experiencias agradables y poco agradables, quedaría marcada la huella del comportamiento esquivo que hoy conservan.
No todos los gatos esquivan el agua
Una muestra definitiva de la huella de la evolución en la psiquis felina, es el hecho de que los gatos que por décadas se han criado en zonas cercanas a fuentes naturales de agua, no solamente la disfrutan, sino que también aman nadar.
Para los gatos del bosque de Noruega y de Siberia, adorar el agua es algo completamente natural, lo mismo sucede con algunos Maine Coon, los Savannah y Manx. Ahora bien, más allá de que tu gato pertenezca o no a alguna de estas razas, lo cierto es que también puedes hacer que se acostumbre al agua.
Razones que te pueden llevar a desear bañar a tu gato y cuándo debes comenzar a hacerlo
Si vives en una casa en la que tu amado felino tiene la posibilidad de entrar y salir cuando quiere, seguramente necesitarás darle un baño de vez en cuando para retirar algún tipo de suciedad acumulada que el mismo no pueda retirar. Aunque los gatos suelen limpiarse por ellos mismos, una vida al aire libre puede complicar las cosas y dejarlos más llenos de suciedad.
Lo aconsejable es comenzar a acostumbrarlo al agua desde temprana edad. De esta manera, para el felino será algo completamente natural al llegar a la edad adulta. Para que se vaya familiarizando, impregna un paño con agua tibia y déjalo interactuar con el mismo mientras disfruta ser mojado.
Lo primordial cuando se encuentran a temprana edad, es establecer en su mente la relación del agua con una experiencia agradable. Cuando se note cómodo, llévalo a la bañera sin llegar a sumergirlo por completo y continúa la sesión de juegos y reforzamiento positivo.
Utiliza siempre productos específicos para el cuidado y baño de tu felino, ya que su Ph es completamente diferente al tuyo, y usar productos diseñados para humanos, puede causar fuertes reacciones adversas.
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Cómo acostumbrarlo cuando es adulto
Aunque lo recomendable es comenzar a acostumbrarlo al agua desde que es un cachorro, muchas veces no hay tiempo de hacerlo. Es posible que lo hayas adoptado a una edad adulta, o que simplemente tus condiciones de vida se hayan visto modificadas y ahora el gato se ensucie más.
Si bien, al principio se mostrará bastante reacio, lo cierto es que siguiendo algunas pautas, es posible lograr que tu gato, no solo deje de rechazar el agua, sino también que disfrute plenamente la hora del baño.
Permítele al gato acceder al baño y explorarlo
En caso de que el gato jamás entre al baño, olvídate de llevarlo de una vez a darle una ducha. Para el será una experiencia aterradora y querrá salir de ese espacio lo antes posible, lo que probablemente te deje con algunos arañazos.
Comienza el acercamiento al baño de manera pausada, déjale la puerta abierta mientras tú te duchas, déjale bocadillos que lo guíen hasta el lugar y verás cómo comienza a asociar el sitio y el sonido del agua con experiencias agradables.
Cómo lograr meterlo en la bañera y que se adapte a pocas cantidades de agua
Para lograr que entre a la bañera o tina, comienza a hacerlo con recompensas. Y sobre todo, no lo trates de forzar, ya que la experiencia se le quedará grabada como muy desagradable.
Una vez que logres que se meta a la bañera, paulatinamente vierte un poco de agua tibia que apenas moje sus patas mientras le otorgas un bocadillo y le acaricias en su zona favorita. Una vez más, no trates de forzarlo, déjalo que sea el que poco a poco explore el entorno.
Con el tiempo entrará a la bañera por su cuenta, aunque quizás al principio solo huela un poco e introduzca su pata.
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Hazlo sentir seguro y termina de dar el paso
Una vez que hayas logrado que se sienta cómodo tocando pequeñas cantidades de agua, toma un peine, mójalo y pásalo sobre su pelaje de manera juguetona. Mientras le pasas el peine húmedo, ofrécele un bocadillo y reafírmale la seguridad de estar libre de peligro para que pueda relajarse completamente. Dale su tiempo, juega con él y hazle sentir tranquilidad en todo momento, que nada pueda alterarlo repentinamente.
Cuando ya logres que se mantenga relajado, puedes pasar al baño. Nunca llenes la bañera por completo. Al principio simplemente, llena hasta una altura de 3 o 4 dedos y con un pequeño envase juega con tu gato mientras lo mojas poco a poco.
Si sigues estos sencillos pasos, verás cómo es posible hacer que se acostumbre al agua incluso después de ser adulto.
