Si nos llevamos por los datos que suministra el Instituto Nacional de Estadística, en España existen alrededor de 54.000 damas que han sido bautizadas con dicho nombre, así que si conoces alguna, no te olvides de felicitarla.
Santa Martina
Aunque nos parezca extraño, la historia de Santa Martina se dio a conocer 1.400 años después de su fallecimiento, ya que antes de ello no se había conocido nada sobre su vida. Ocurrió que en el año 1634, un grupo de obreros que se encontraban haciendo trabajos de restauración en una iglesia ubicada en el área del Foro Romano, encontraron un nicho en el cual hallaron las reliquias de esta Santa. Justamente fue ese mismo día el escogido por el Papa Urbano VIII para celebrar su onomástico, convirtiéndola además en la Santa Patrona de la ciudad de Roma. Hoy se ha podido llegar a conocer muchos más detalles de su vida, pero para el momento en que se encontraron sus reliquias lo que se conocía es que Santa Martina se trató de una diaconisa, nacida en el seno de una familia muy apegada a la fe cristiana, que fue perseguida y martirizada por defender su fe.
Se dice que provenía de una familia noble de Roma, que fue martirizada alrededor del siglo III, bajo el reinado del emperador Alejandro Severo. La causa de su detención fue haber profesado de manera abierta su fe cristiana y haber repartido sus bienes entre los más necesitados de Roma,
A pesar de los tormentos a los que fue sometida, Santa Martina no renunció nunca a su fe cristiana, y cuando le fue exigido que renunciara al cristianismo, Santa Martina decidió presentarse ante las estatuas de los dioses romanos Apolo y Diana e invocó a Dios, lo cual, según se cuenta, hizo que ambas estatuas estallaran en mil pedazos, los cuales llovieron aplastando a los sacerdotes de ese templo.
A causa de este prodigio que fue muy mal tomado por los infieles sacerdotes romanos y por las autoridades, se decidió que Santa Martina sería lanzada a los leones, lo cual efectivamente ocurrió, pero los leones se negaron a atacarla, de manera que fue finalmente sacada del foso y condenada a ser decapitada.
No obstante, muchos historiadores niegan la autenticidad de la historia de esta Santa, e incluso que en realidad existiese, dado que su historia es muy similar a la de Santa Taciana, cuyos restos y reliquias se perdieron en el tiempo, entre el fervor religioso medieval y la contrarreforma del período barroco. Por no decir además, que no es posible que Alejandro Severo la hubiera mandado a decapitar, porque se sabe que fue un emperador muy abierto a todas religiones, que tenía a Cristo como una divinidad protectora de su panteón familiar.
Además de Santa Martina, el Martiriólogo Romano indica que hoy también se recuerda a otra cantidad de santos y de beatos de la Iglesia, entre los cuales se encuentran San Adelelmo de Burgos, Santa Aldegunda de Maubeuge, San Armentario de Pavía, San Barsimeo de Edessa, Santa Batilde de Chelle, San David Galván, Santa Jacinta Mariscotti, San Matías de Jerusalén, San Muciano María Viaux, San Pablo Ho Hyob, San Teófilo, el Joven, mártir, Santo Tomás Khuong, Beata Carmela García Moyón, Beato Columba Marmión, Beato Francisco Taylor, Beato Manuel Domingo y Sol, Beato Sebastián Valfré y Beato Segismundo Pisarski