Además de sus usos previstos obvios, es decir, perforar y transferir la comida del plato a la boca, y cepillarse el cabello (obvio): el tenedor común bien puede ser la herramienta más versátil en tu cocina.
Seguro que has usado uno para comer toda tu vida. Tal vez incluso hayas usado uno para pescar un trozo de pan quemado de una tostadora, aunque probablemente no deberías haberlo hecho. Pero, ¿alguna vez ha considerado el maravilloso alcance de las posibilidades que se pueden lograr con el tenedor simple y utilitario? Fíjate, porque como dicen, son interminables.
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Ya lo estás haciendo por las galletas de mantequilla de maní. ¿Qué te impide hacer una cuadrícula con galletas de azúcar y avena también? No dejes que nadie más te diga cómo vivir tu vida de galletas.
Además, no tienes que ser un decorador de pasteles profesional para que un pastel luzca elegante. Esta tarea se realiza más fácilmente con un plato giratorio, pero se puede lograr con una mano firme y un pastel colocado encima de un gran trozo de pergamino. Después de glasear todo el pastel, coloca el tenedor de modo que las puntas perforen ligeramente el lado glaseado.
Sosteniendo el tenedor en su lugar, gira el papel para que las puntas creen líneas alrededor de la circunferencia del pastel. Repite hasta que todo el lado esté alineado uniformemente. Si se equivoca, simplemente alise la superficie con una espátula acodada y vuelva a intentarlo. O disfruta del efecto «rústico» y aún achocolatado.
