Además de sus usos previstos obvios, es decir, perforar y transferir la comida del plato a la boca, y cepillarse el cabello (obvio): el tenedor común bien puede ser la herramienta más versátil en tu cocina.
Seguro que has usado uno para comer toda tu vida. Tal vez incluso hayas usado uno para pescar un trozo de pan quemado de una tostadora, aunque probablemente no deberías haberlo hecho. Pero, ¿alguna vez ha considerado el maravilloso alcance de las posibilidades que se pueden lograr con el tenedor simple y utilitario? Fíjate, porque como dicen, son interminables.
6Rocíalo, solo un poco
¿Quieres rociar miel sobre galletas? Tenedor. ¿Cubre con glaseado cremoso los rollos de canela? Tenedor. Una vez más, se trata de los dientes que se «agarran» al líquido viscoso y luego lo distribuyen de manera uniforme a medida que avanza y retrocede sobre lo que sea que esté rociando. De hecho, los mejores pasteleros del mundo usan una técnica similar para hacer azúcar hilado, que es básicamente un algodón de azúcar súper elegante.
