Fue protagonista de una de las apariciones marianas más comentadas, que ha sido muy documentada por el mundo cristiano, pero antes de que este portento le ocurriera, San Pedro Nolasco ya tenía muy clara su vocación y la misión a la que debía consagrar su vida, que fue liberar a los cristianos que se encontraban encarcelados debido a su fe.
San Pedro Nolasco
Gracias a un encuentro místico que tuvo con la Santísima Virgen, la cual se le apareció en ciertas circunstancias, fundó la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced, que tuvo como misión la redención de todos los prisioneros capturados por causa de su profesión religiosa. Ciertamente ha llegado a afirmarse que San Pedro Nolasco nació en la ciudad condal de Barcelona, pero la verdad es que según los historiadores, realmente nació en la zona francesa de Aquitania, lo que sí es verdad es que luego de nacer, su familia se lo llevó a vivir a Barcelona.
San Pedro Nolasco vivió en una época muy tumultuosa para la fe cristiana, ya que todos los días los católicos arriesgaban su vida por rezarle a Jesús, esto porque mientras San Pedro Nolasco era joven, la cristiandad era objeto de persecución por parte de los que profesaban la religión musulmana en España, quienes convertían a los cristianos en esclavos o directamente los encerraban en las prisiones. Ante estos desmanes, San Pedro Nolasco decidió llevar su pensamiento a la acción y emplear su dinero para obtener la libertad de todos los detenidos católicos a los que pudo ayudar.
Por causa de se absoluta bondad y su caridad cristiana, el 1 de agosto de 1218, pudo presenciar una aparición de la Santísima Virgen María una noche durante el verano y, de acuerdo con aquellos que narraron estos hechos, se dice que la madre de Jesús lo alentó a que llevara a cabo la fundación de una comunidad religiosa, que se dedicara a lograr que se liberara a aquellos que estaban presos a manos de los musulmanes por ser cristianos.
Para poder impulsar esta importante obra, San Pedro Nolasco le prometió al Obispo de la ciudad de Barcelona sus famosos tres votos, jurándole castidad, pobreza y obediencia. Falleció en la ciudad de Barcelona en el año 1256 y toda su vida la dedicó, junto con sus hermanos de la Orden, a liberar a los prisioneros católicos, de modo que en la cristiandad lo consideran el redentor de los cautivos, actividad que comenzó a realizar en la ciudad de Valencia.
Originalmente San Pedro Nolasco era un comerciante con mucho dinero, y aprovechó su experiencia para negociar con los musulmanes la liberación de los cristianos, y cuando se gastó su dinero, instauró la recaudación de la limosna para los cautivos que recogían los hermanos de la Orden de la Bienaventurada Virgen María de la Merced.
El Papa Gregorio IX dio su aprobación a su obra en el año 1235, y le otorgó la Regla de San Agustín, que estaba compuestas por caballeros y religiosos que habían recibido su instrucción canónica de parte del Obispo de Barcelona y la investidura militar de Jaime I. Estos hermanos llegaban a obligarse por cuatro votos, de modo que además de la obediencia, castidad y pobreza, se comprometían a un cuarto voto que era convertirse en rehenes para que fueran liberados los prisioneros cautivos por ser cristianos, si no poseían el dinero que se exigía para ser rescatados.
Hoy también celebramos a otros santos y beatos del Martiriólogo Católico, entre los cuales se encuentran San Afraates, San Constancio, obispo, San Gildas, el Sabio, San Juventino, San Papías, soldado, Santo Mauro, San Sarbelio, presbítero, San Serrano o Serano, San Sulpicio Severo, San Valerio Obispo de Tréveris, Beata Boleslava María Lament y Beata Villana de Bottis