Las fresas son una de las frutas consentidas; son dulces, ácidas, de tamaño pequeño y combinan de manera estupenda con un buen número de postres. Son conocidos los beneficios que ofrecen a la salud y además suelen ser económicas. Lamentablemente, así como son de ricas, también son delicadas, ya que tienden a dañarse fácilmente si no se resguardan de la manera correcta una vez cosechadas.
Seguramente, te ha pasado alguna vez, que las has comprado frescas y hermosas, pero al día siguiente de la compra se encuentran visiblemente deterioradas. Esto se debe a errores cometidos mientras las conservas. Para que no se te echen a perder, quédate a conocer cómo debes conservarlas.
10Así debes deshidratar las fresas
Comienza por lavar las fresas de la manera correcta y una vez que están limpias y secas, retírales el tallo y córtalas en trozos. Ponlas sobre una bandeja para horno y espolvoréalas con apenas un poco de azúcar. La función del azúcar será actuar como agente preservante, no como endulzante.
Introduce la bandeja al horno y deja hornear por unas 3 o 4 horas seguidas a una temperatura de 90 °C. Quedarán suaves y con un sabor rico y concentrado que puedes aprovechar acompañando cereales, frutos secos y lo que más te guste.