#APUESTAS | Contenido para mayores de 18 años.
Es bastante probable que los inventores de las loterías tuvieran conocimientos amplios sobre psicología y neurología, incluso que ellos mismos lo supieran. Se puede llegar a esta conclusión debido a que eran bastante conscientes de cómo funcionaba la mente humana, el poder de la ensoñación y las razones por las cuáles tomamos determinadas decisiones.
Los juegos siempre han sido populares y útiles para el aprendizaje, desarrollar nuevas capacidades e incluso superarnos a nosotros mismos. Es la base del desarrollo cognitivo en la infancia y sigue siendo un factor importante en la adultez, de ahí que no sea difícil entender como los juegos de azar promocionados en sitios como CasinoOnlineChile logren robarse nuestra atención.
¿Por qué nos resultan tan atractivas las apuestas? ¿Qué hace que compremos compulsivamente billetes de loterías? ¿Por qué los juegos de mesa y en general los juegos de azar se llegan a convertir en adiciones? Intentaremos responder a todas estas dudas y descubriremos algunas curiosidades sobre el tema en las siguientes líneas.
La dopamina y el juego
Nuestro cerebro se compone de diferentes núcleos nerviosos, los cuales responden a estímulos, tanto naturales como artificiales. En circunstancias normales, el cerebro tiende a mantenerse en un punto de equilibro conocido como homeostasis, el cual permite que se mantengan reguladas todas las sustancias y neurotransmisores.
Cuando jugamos y en general, cuando completamos cualquier actividad que consideramos placentera, obtenemos como recompensa diferentes sustancias químicas, entre ellas, la dopamina. Esta hormona sería la encargada de producir la sensación de bienestar y al agotarse, intentaremos repetir las acciones que inicialmente incentivaron su producción.
Bajo este mecanismo asumimos riesgos. En líneas generales, el asumir riesgos no debe considerarse como algo negativo, pues es la base sobre la cual se sustentan la mayor parte de los descubrimientos científicos y los avances tecnológicos de la humanidad. Asumir riesgos incentiva la innovación, la creatividad y el emprendimiento, entre otros asuntos.
El problema radica cuando el asumir riesgos se convierte en una adicción. En el caso de los juegos de azar, esta adicción es conocida como ludopatía y de hecho, es una enfermedad con graves implicaciones a nivel social, responsable modificar el estado de ánimo, generar dependencia psicológica, afectar las relaciones interpersonales e incluso conducir a pérdidas económicas.
No todas las personas tienen predisposición a engancharse con el juego
A todos nos producen las mismas sensaciones. Cualquier persona que adquiere un boleto de lotería y pierde sentirá una decepción (o alegría en caso de ganar), pero no todos experimentarán las sensaciones con el mismo nivel de intensidad. La mayor parte de las personas suele poder mantener bajo control las emociones y escapar del ciclo de dependencia.
La dopamina, como responsable de las sensaciones entusiasmo, euforia y bienestar, será también responsable de que continuamente estemos buscando repetir las experiencias que nos causan satisfacción inmediata y por el contrario, evitar aquellas que nos causan malestar. Normalmente, hay muchas actividades cotidianas que nos ayudan a obtener dopamina como recompensa.
El problema de adicción se produce cuando condicionamos la obtención de dopamina por una actividad en particular. La mayoría de nosotros puede realizar evaluaciones de riesgo y determinar que la recompensa o satisfacción que se obtiene al ganar una apuesta no es equivalente al nivel de riesgo asumido, haciendo que las apuestas no se conviertan en un problema.
Todo se puede agravar debido a la estrecha relación entre la dependencia a la dopamina y el desarrollo de tolerancia. Cuando más veces se repita una conducta y genere satisfacción, más veces necesitará el cerebro repetir la misma acción para alcanzar el nivel máximo de satisfacción. Por ejemplo, pasaríamos de una apuesta eventual a completar varias apuestas consecutivas.