Hoy es un día especial para muchos pueblos y zonas de España, porque se celebra el onomástico de su Santo Patrón, San Sebastián, un santo que fue martirizado, que inició su vida adulta como miembro activo del ejército del Imperio de Roma, al cual renunció para seguir su nueva creencia religiosa, el cristianismo.
San Sebastián
De acuerdo con el Martiriólogo Romano, San Sebastián nació en Franquia, lo que hoy se conoce como Francia, en el municipio de Narbona, situado en el sur del país, hijo de una familia noble con una amplia tradición militar, lo que por supuesto determinó cual iba a ser su futuro profesional, llegando a ser el jefe de una facción de lo que se conoce con el nombre de la Guardia Pretoriana.
Sebastián es un nombre de origen griego, cuyo significado es reverenciar u honrar, y, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, en España hay más de 43.600 hombres que han sido bautizados con ese nombre.
San Sebastián comenzó su carrera como soldado de Roma, a las órdenes del emperador Dioclesiano, durante el siglo III, y mientras hizo su carrera militar, logró guardar en secreto que era cristiano, pero les pareció sospechoso a sus compañeros que se negara a tomar parte en los sacrificios paganos que los soldados normalmente realizaban, por pensar que eso era contrario a su fe cristiana. Tuvo grandes méritos en su carrera militar y logró ascender de manera rápida dentro de las filas del ejército del imperio, alcanzando el rango de Jefe de la Primera Cohorte de la Guardia Pretoriana Imperial.
Pero fue descubierto y denunciado ante el emperador Maximino, quien le obligó a escoger entre su fe y su trabajo como servidor del imperio de Roma. Al ser obligado a tomar una decisión, San Sebastián decidió seguir siendo fiel a su creencia cristiana, lo que ocasionó la ira del emperador Maximino, quien consideró su actitud como una ofensa, condenando a San Sebastián a morir.
Un grupo se militares que aún eran fieles al servicio de Maximino fue el encargado de detener a San Sebastián y lo amarraron a un poste, con el objetivo de torturarlo, y la forma en que lo hicieron fue asaeteándolo con flechas mientras se encontraba atado al poste. Fueron tantas las flechas con las que fue herido San Sebastián que sus torturadores pensaron que ya había muerto, con lo que estaba cumplida la orden que había dado el emperador. No obstante, cuando los soldados se retiraron, varios amigos se le acercaron y pudieron darse cuenta de que San Sebastián no había muerto aún, decidiendo rescatarlo y ayudarlo en el proceso de sanación de sus heridas.
Una vez curado, San Sebastián se presentó en persona ante el emperador Maximino nuevamente, con la intención de hacerle frente, ahora como religioso, recriminándole su comportamiento para con los cristianos, siendo condenado a morir nuevamente, pero ahora por medio del látigo, y es esta segunda condena una de las más representadas en las obras pictóricas, con el nombre común de ‘El Martirio de San Sebastián’, representado por grandes genios como El Greco o Botticelli, aunque si imagen herido por las flechas también es muy común, sobre todo en la iconografía eclesiástica.
Luego de ser asesinado a latigazos en el año 288, su cuerpo fue arrojado por los soldados en un lodazal, del cual fue recuperado por sus seguidores y amigos, procediendo a darle una sepultura apropiada dentro de las catacumbas de San Calisto, en plena Vía Appia Antica, en la ciudad de Roma, en la que también se erigió una Basílica en honor a este santo mártir.
Pero junto a San Sebastián, hay otros santos y beatos cuyo onomástico se celebra hoy, entre los cuales se encuentran San Fabián papa, San Ascla de Antinoe, San Enrique, obispo y mártir, San Esteban Min Kuk-ka, San Eutimio Abad, San Neófito de Nicea, San Wulfstano de Worchester, Santa Eustoquia Calafato, Beata María Cristina de la Inmaculada Concepción, Beato Benito Ricasoli y Beato Cipriano Iwene Tansi