- ¿Con o sin cebolla? La tortilla de patatas y su forma de prepararla levanta pasiones en España.
- Aquí tienes la ruta con las mejores de Madrid.
¿La tortilla de patatas se hace con o sin cebolla? Pocos debates en España pueden generar tanta polémica. Es uno de los platos por excelencia de la gastronomía española y uno de los pinchos favoritos de cualquiera que visite la Península.
A nosotros nos encanta de cualquier manera. Tanto es así que tenemos hasta una ruta para que puedas degustar las mejores de Madrid. ¡A disfrutar!
Candela Restaurante
Situado en la calle Uruguay 1, en pleno barrio de Chamartín, Candela Restaurante se ha consolidado como uno de los restaurantes de referencia en la capital. Los amantes del afterwork encontrarán aquí el sitio ideal para relajarse y picar algo tras un agotador día de trabajo, como una ensaladilla rusa o su célebre tortilla de patatas de Betanzos, jugosa y en su punto.
Candela Restaurante cuenta con dos ambientes diferenciados. En la planta superior o planta calle se encuentra la zona de barra, con mesas altas y pantallas para ver el fútbol. Aquí funciona, en horario ininterrumpido, una carta de formato más informal que permite disfrutar de un tapeo de calidad en buena compañía. La terraza en la parte exterior es idónea para tomar una caña, ahora con estufas para combatir el frío del invierno.
Para los amantes de la coctelería, Candela Restaurante no defrauda. Se pueden encontrar desde lo más clásicos a otros más innovadores, como el mojito de melón, que te hacen recordar, casi sin querer, los míticos chicles que muchos devoraban a la salida del colegio. Además, su personal, solícito y siempre dispuesto a generar una experiencia única, es capaz de crear, en el momento, nuevas combinaciones ajustadas a los gustos personales de cada cliente.
Hevia
Camino de las seis décadas de historia, el restaurante Hevia es uno de los comedores madrileños más fieles a su esencia. Fue fundado en 1964 por el asturiano Pepe Hevia y su mujer, Elena Arbizu, y hoy se encuentra al frente la tercera generación, sus nietos Ismael y Fernando Martín-Hevia. Formados en dirección de empresas y sumillería, y en cocina –por la escuela Le Cordon Bleu–, respectivamente, son los responsables de que en Hevia el paso del tiempo haya traído consigo aire fresco, pero sin alejarse de los pilares de la casa: materia prima de calidad y de temporada, al que se suman un ambiente elegante y tranquilo y una atención en sala impecable.
Entre sus muchas especialidades, está la tortilla de patata. La hacen cuajada al gusto del consumidor y con o sin cebolla. ¿Te animas a probar su versión con callos?
Bar Carallo
En un año tan confuso como fue 2020, en plena milla de oro madrileña dio comienzo un proyecto que llegaba a la ciudad con la clara intención de hacer disfrutar al público en un momento complicado. A pesar de la incertidumbre, Bar Carallo ha consolidado su propuesta en el número 45 de la calle Serrano, dentro de Galerías Serrano, el proyecto del empresario Kike Sierra que busca revitalizar este edificio de gran valor arquitectónico. Su cocina de horario ininterrumpido lo convierte en el lugar perfecto para reencontrarse con la cultura gastronómica española a través de la culinaria gallega de alto nivel. A su oferta habitual se suma ahora la preparación de queimada todas las noches de la semana en horario de cenas.
Carallo es el término que se emplea en Galicia para referir algo sorprendente o insólito, así que, desde que pronunciamos el nombre de este bar, estamos adentrándonos en el sello sobre el que se cimienta su oferta gastronómica: cocina tradicional de la esquina más atlántica de España, en una versión actualizada que aporta un toque contemporáneo a productos y elaboraciones conocidos por todos. Su propuesta funciona tanto para compartir como para degustar en platos principales, pues va desde mejillones y berberechos, hasta ostras y pulpo en diferentes versiones pasando por clásicos como el lacón o las croquetas. La tortilla de patatas, ideal para desayunar o para picar en compañía en comidas y cenas, se prepara al estilo de Betanzos con huevos de gallinas que viven en libertad en el Pazo de Vilane (Lugo).
Patio de Leones
Diversión, buen gusto y un puntito de locura están asegurados en los tardeos de Patio de Leones, un proyecto que lleva el sello del vecino multiespacio Ramsés, referente madrileño en ocio, copas y gastronomía. Cada día, sus 200 m2 –decorados por el prestigioso artista multidisciplinar ganador de un Grammy Sergio Mora con guiños a la iconografía andaluza y madrileña cañí– acogerán la actuación de distintos grupos musicales que amenizarán cada tarde (en horario de 19:00 a 22:00 horas) a ritmo de estilos dispares, desde flamenco hasta covers de temas populares del indie y el pop rock.
Para beber hay cerveza bien fría, un vermú en edición especial diseñado por Martini en exclusiva para Patio de Leones 30 referencias de vinos por copas, combinados (a 12 € la copa estándar y a 14 € la premium) y cócteles clásicos, a partir de 12 €. Cada bebida se servirá acompañada de un picoteo de cortesía a base de quesos, frutos secos, aceitunas, chips caseras con chorizo, salchichón, etc. Quienes deseen cenar tienen disponible una versátil carta que incluye desde tapas y raciones (jamón ibérico, mojama de atún de Cádiz, cecina veteada de vaca de León, anchoas de Santander, laterío cinco estrellas La Brújula, patatas bravas, tortilla de patatas hecha al momento, gambas de Huelva, pulpo a la gallega, etc.) hasta guisos de tronío como rabo de toro al vino tinto, unas sabrosísimas albóndigas de ternera o callos con chorizo.
Rocacho
A solo un paso del Eurobuilding se encuentra Rocacho, un restaurante que, desde su apertura hace tres años, se ha consolidado como uno de los asadores modernos imprescindibles en la capital. Pero este templo para carnívoros es, ante todo, un referente de la cocina tradicional de culto al producto y de la sencillez frente a la complejidad técnica.
Los amantes de la tortilla de patata no pueden dejar de probar la rellena de cecina de buey y queso de cabra o la abierta con kokotxas de bacalao y ajo negro. ¡Deliciosas!
Gran Café Santander
La historia de los restaurantes Cañadío, con sede en Santander y en Madrid y precursores de uno de los grupos hosteleros más potentes de la actualidad, se remonta a hace 40 años. Paco Quirós, su creador, había estudiado cocina en la Escuela de Hostelería de Santander y trabajado, entre otros lugares, en el Club Landachueta de Bilbao junto a Luis Lezama y Luis Irizar. De vuelta a su Santander natal, en 1981 y con tan solo 25 años, decide abrir, en la plaza del mismo nombre, Cañadío, una remozada casa de comidas de raíz cántabra que bebía de la modernidad de la nueva cocina vasca y de un producto eminentemente local.
Gracias a ellos, hace apenas tres meses, Madrid recuperó un clásico. Pocos serán los que no han pasado por aquel esquinazo de Alonso Martínez donde una cafetería de grandes ventanales acogía a todo el que por allí pasaba. Era la Gran Cafetería Santander, un icono madrileño, que tras más de medio siglo de vida, echaba el cierre el pasado 2019. Una parada obligatoria para degustar su clásico pincho de tortilla de patatas. No te arrepentirás.
La Maruca
Paco Quirós y Carlos Crespo, artífices del Grupo Cañadío –La Maruca, Cañadío, La Bien Aparecida y La Primera–, trasladaron hace apenas un año y medio la exitosa fórmula de La Maruca Velázquez a la zona norte del Paseo de la Castellana, a ese cogollito entre Concha Espina y Félix Boix que ha sido cuna de muchas de las grandes mesas de la capital, para volver a dotarlo de ambiente y glamour. Pese al momento actual que vive el sector y a que el nuevo local dobla en espacio a su hermano mayor, La Maruca Castellana cuelga siempre el cartel de lleno gracias a un concepto muy actual que se sustenta en una cocina de casa de comidas –rica, casera, muy elaborada y a precios razonables–, una cuidadísima puesta en escena y una interesante parroquia con lo más granado de la sociedad madrileña.
La identidad cántabra del Grupo Cañadío se refleja en platos como las anchoas de Santoña con pimientos asados, las rabas de Santander, la terrina de foie con sobao pasiego, los huevos rotos con picadillo de Potes, el cocido lebaniego, la fideuá negra de cachón o los callos a la montañesa. Entre sus opciones de picoteo son célebres la ensaladilla rusa con anchoa, las bravas, las croquetas de carne de cocido y su pincho de tortilla de atún y mayonesa.