El placer que se siente al hacer pan en casa es uno realmente incomparable. El proceso de fermentación básicamente mágico, el amasado suave y el aroma a pan fresco que sale del horno mientras se cocina, hacen de su elaboración una experiencia única. No obstante, más allá del auténtico placer que se disfruta, está el hecho de esperar con ansias el resultado. Y nada más decepcionante, que obtener un pan duro como piedra en lugar del suave y tierno que queremos.
Hacer un pan perfecto, va más allá de mezclar harina, agua, levadura y sal, pues, para que quede divino y con una consistencia perfecta, hay algunas claves que lo conseguirán.
3Levadura: ¿Fresca o en polvo?
En realidad al momento de hacer pan casero, se utilizan ambos tipos de levadura. La fresca tiene la ventaja, de garantizar su calidad de tan solo verla.
Ahora bien, con respecto a la levadura en polvo, debes verificar que se encuentre en buen estado antes de comenzar todo el proceso. Si tienes un poco de esta levadura en casa y notas que luce más pulverizada que cuando la compraste, es mejor disminuir riesgos y optar por comprarla nuevamente o adquirir unos buenos gramos frescos.