Se trató de un personaje bíblico, a la que se menciona en primera oportunidad en el Libro del Génesis, que también recibe el nombre del Libro de Moisés, con el que inicia el Antiguo Testamento, y el pasaje indica que “Jacob se encuentra con Raquel junto al pozo, sirve Labán durante siete años por ello, Labán da en matrimonio a Jacob a Lea y luego a Raquel”. Para que tengamos una idea, Jacob no es otro que el padre de todas las tribus de Israel, y Raquel lo conoció mientras realizaba labores de pastoreo en el campo, cuidando de las ovejas de su padre. Cuando Jacob la vio, quedó prendado de Raquel, y para poder casarse con ella, tuvo que prometer a su padre, Labán, siete años a su servicio.
Santa Raquel
Pero no todo iba a ser tan fácil, porque según dicta la tradición, la primera a la que se debe dar en matrimonio es a la hija mayor, de modo que Labán le concedió a Jacob primeramente la mano de Lea, su hija mayor, por lo que Jacob se tuvo que comprometer a siete años más de servidumbre, para poder casarse con Raquel también, y como las cosas tienen que tener su toque de tragedia, Lea si había tenido hijos, pero Raquel no, así que fue una criada de nombre Bilha, que le fue regalada a Raquel por su padre, quien se prestaría para tener a los hijos de este matrimonio, que en principio fueron dos, Dan y Neftalí, pero se compadeció Dios de Raquel e hizo que pudiera engendrar, así que luego tuvo a José a Benjamín, cada uno de los cuales se convirtió en patriarca de una tribu, o, al menos, eso es lo que se cuenta en las sagradas escrituras.
En caso es que no es nuevo en la Biblia que una esposa infértil autorice a su esposo a tener descendencia con una de sus criadas, ya que los mismo ocurrió con Abraham, Sarah y Agar, que fue lo que condujo a la gran división entre los hebreros y los islamitas. Estas conjunciones no sólo han sido la base de grandes acontecimientos e intrigas religiosas, sino que hasta han sido tomadas como base para argumentos de series televisivas, como el caso de “El Cuento de la Criada”.
Pero lo que se debe resaltar hoy es la figura de Santa Raquel, no sólo venerada por el catolicismo, sino también por el judaísmo, su nombre tiene origen hebrero, y literalmente significa oveja. Hoy se trata de un nombre femenino muy común, que según el Instituto Nacional de Estadística llevan más de 148.000 mujeres en España, y seguramente conoces a alguna, así que corre a felicitarla.
En resto de su vida la pasó entre los desacuerdos sostenidos por Jacob y Labán, hasta que murió al dar a luz a Benjamín, por lo que se encuentra enterrada en Belén Efrata. Los hijos de Raquel y los de Lea son los que formaron la mayoría de las Tribus de Israel y por eso en la Biblia se dice de ellas que “Jehová haga a la mujer que entre en tu casa como a Raquel y a Lea, quienes edificaron la casa de Israel”.
Como no podría ser menos, Santa Raquel no se encuentra sola en el santoral de hoy, sino que también en este día 15 de enero se celebran los onomásticos de San Ableberto, San Arnoldo Jannsen, San Arsenio eremita, San Bonito, San Francisco Fernández de Capillas, San Juan Calibita, San Malardo, San Probo, Santa Ita, Santa Secundina, Santa Tarsicia, Beato Ángel eremita, Beato Jacobo limosnero, Beato Luis Variara, Beato Nicolás Gross, Beato Pedro de Castalnau y Beato Romedio