¿Te has preguntado alguna vez para qué sirven las lágrimas? Su misión: mantener lubricada la córnea y la superficie del ojo. ¿Sabías además que su producción es constante durante todo el día? Las producen las glándulas lagrimales, situadas en la órbita del ojo.
Según explica la doctora Sonia J. Hincapié, oftalmóloga especialista en Cirugía plástica de párpados y vías lagrimales del Hospital Quirónsalud San José de Madrid, con cada parpadeo la lágrima es empujada hacia los puntos lagrimales y por un efecto de vacío hacia el saco lagrimal.
Posteriormente, dice que la lágrima se dirige hacia la nariz a través del conducto nasolagrimal. “Cuando la vía lagrimal está obstruida, la lágrima no puede avanzar y queda retenida en el ojo, provocando que rebose sobre el párpado y caiga sobre la mejilla. Esta misma lágrima retenida puede, además, sobreinfectarse originando conjuntivitis”, advierte.
Así, la especialista de Quirónsalud San José concreta que existen muchas causas del lagrimeo u ojo lloroso como lo denominan algunos pacientes entre ellas; el ojo seco, mal posiciones de los párpados o de las pestañas, las pestañas supernumerarias, cuadros alérgicos e inflamatorios oculares, y la obstrucción de la vía lagrimal, esta última una de las causas más frecuentes en los adultos, principalmente en mujeres».
Es más, la oftalmóloga distingue dos tipos de obstrucciones: la obstrucción de vía lagrimal alta, aquella que ocurre a nivel de los puntos lagrimales y de los canalículos; y la de vía lagrimal baja, aquella donde la obstrucción ocurre a nivel de conducto nasolagrimal, el que comunica el saco lagrimal con a nariz, que es la obstrucción más frecuente en los adultos.
SÍNTOMAS DE LA OBSTRUCCIÓN DE LA VÍA LAGRIMAL
El síntoma principal siempre es el lagrimeo subraya la doctora Hincapié; Independientemente del nivel de la vía lagrimal donde se encuentre la obstrucción. En muchas ocasiones si la obstrucción es a nivel del conducto nasolagrimal suele estar acompañado de una secreción muco-purulenta frecuente.
La experta indica que también hay ocasiones donde se produce, además de esta secreción mucosa, un cuadro de inflamación aguda del saco lagrimal o ‘dacriocistitis aguda’, que se acompaña de dolor en la zona del lagrimal, calor e hinchazón en la parte interna del ojo, que hace necesaria la prescripción de tratamiento antibiótico.
En otros casos la obstrucción se extiende en el tiempo acompañada de lagrimeo y de secreción mucopurulenta, sin que exista dolor o inflamación aguda; este cuadro es denominado ‘dacriocistitis crónica’, precisa la especialista de Quirónsalud San José.
El diagnóstico generalmente es clínico, por los síntomas, mediante la exploración de la vía lagrimal realizada por el oftalmólogo para evaluar el drenaje de la lágrima, aunque en algunos casos es necesario la petición de pruebas de imagen como la dacriocistografía o el TAC o RM de la vía lagrimal y de los senos paranasales, para descartar la presencia de masas u otras alteraciones.
UNA CIRUGÍA “EFICAZ Y SEGURA”
La buena noticia, según destaca la doctora Sonia J. Hincapié, es que esta patología puede tratarse con una cirugía “eficaz y segura”: “El tratamiento se realiza mediante una cirugía que permita restablecer el drenaje normal, a través de la creación de una nueva vía que conduzca la lágrima hacia la nariz, denominada ‘dacriocistorrinostomía’”.
Ahora ya puede realizarse por vía endoscópica a través de la nariz (DCR endonasal), no siendo necesaria la realización de una incisión externa, evitando la presencia de cicatrices antiestéticas y con una recuperación mucho más rápida, además de tener un porcentaje de éxito entre el 90-95 %, si se realiza por profesionales entrenados en esta técnica quirúrgica.
La oftalmóloga de Quirónsalud San José, experta en la misma, describe que se trata de una cirugía ambulatoria, que no requiere de hospitalización, que es de rápida recuperación y que se realiza multidisciplinarmente entre el oftalmólogo y el otorrinolaringólogo, para ofrecer al paciente mayor porcentaje de éxito y seguridad durante y después de la cirugía. “No hay que olvidar que hay algunos problemas del drenaje lagrimal que se ven afectados por trastornos de la vía nasal y que pueden resolverse en la misma intervención”, apostilla.
Según asegura la doctora Hincapié, no es una cirugía molesta, tampoco dolorosa, y con la que se puede hacer vida prácticamente normal 2 días después de la intervención. “Los cuidados postoperatorios son muy sencillos, basta con aplicar un colirio antibiótico y realizar lavados nasales que pueden ser realizados por el mismo paciente en su domicilio. Frente al lagrimeo u ojos llorosos la recomendación es acudir a el oftalmólogo para que realice una valoración exhaustiva y determine la causa, planteando así la solución más acertada para cada caso», concluye la oftalmóloga de Quirónsalud.