- Ración por excelencia de Madrid, las patatas bravas son una de las tapas más versátiles de la gastronomía española.
- Para que no te pierdas nada, aquí te traemos las mejores de la capital.
Una de las raciones por excelencia en Madrid son las patatas bravas. En 1967, el periodista Luis Carandell describió a “las patatas bravas, que en algunos sitios se llaman patatas a lo pobre” como “patatas fritas con salsa picante” en su obra Vivir para Madrid. La ONU, en 2008 reconoció el origen inequívocamente español de este plato.
Aunque tradicionalmente la salsa se ha hecho con pimentón, tomate, cebolla, ajo, agua, aceite, vinagre y sal, actualmente existen numerosas versiones que elevan las patatas bravas a un manjar digno de dioses. Aquí te presentamos las mejores de Madrid:
Candela Restaurante
Situado en la calle Uruguay 1, en pleno barrio de Chamartín, Candela Restaurante se ha consolidado como uno de los restaurantes de referencia en la capital. Los amantes del afterwork encontrarán aquí el sitio ideal para relajarse y picar algo tras un agotador día de trabajo, como una ensaladilla rusa o sus patatas bravas con salsa kimchy.
Candela Restaurante cuenta con dos ambientes diferenciados. En la planta superior o planta calle se encuentra la zona de barra, con mesas altas y pantallas para ver el fútbol. Aquí funciona, en horario ininterrumpido, una carta de formato más informal que permite disfrutar de un tapeo de calidad en buena compañía. La terraza en la parte exterior es idónea para tomar una caña, ahora con estufas para combatir el frío del invierno.
Para los amantes de la coctelería, Candela Restaurante no defrauda. Se pueden encontrar desde lo más clásicos a otros más innovadores, como el mojito de melón, que te hacen recordar, casi sin querer, los míticos chicles que muchos devoraban a la salida del colegio. Además, su personal, solícito y siempre dispuesto a generar una experiencia única, es capaz de crear, en el momento, nuevas combinaciones ajustadas a los gustos personales de cada cliente.
BARCO7, La Burbujería
Con apenas unos meses de vida, BARCO7, La Burbujería, se sitúa en la calle del Barco, a escasos 150 metros de la Gran Vía. Su oferta está protagonizada por las bebidas con burbujas (cava, champagne, prosecco y crémant, entre otros) y por una cocina creativa que gira en torno a ingredientes internacionales y sabores marcados. No en vano, al frente de los fogones se encuentra el chef Hernán González, quien ha trabajado los últimos años como mano derecha del maestro Abraham García en el mítico Viridiana.
En BARCO7, La Burbujería, que como restaurante abre solo de jueves a domingos, se busca sencillez, diversión y una óptima relación calidad-precio. La carta, que cambiará con las estaciones, es breve, con una docena de platos diseñados para ser infalibles y sugerencias del día; pese al poco tiempo que lleva abierto, ya hay un par de fijos a petición de la clientela: las alitas de brócoli y coliflor con rebozado crujiente con especias cajún y dip de yogur y las bravas ‘del otro lado del charco’ (yuca frita, salsa de tomate al chile chipotle, cilantro fresco y ralladura de lima). ¡No te lo pierdas!
La Maruca
Paco Quirós y Carlos Crespo, artífices del Grupo Cañadío –La Maruca, Cañadío, La Bien Aparecida y La Primera–, trasladaron hace apenas un año y medio la exitosa fórmula de La Maruca Velázquez a la zona norte del Paseo de la Castellana, a ese cogollito entre Concha Espina y Félix Boix que ha sido cuna de muchas de las grandes mesas de la capital, para volver a dotarlo de ambiente y glamour. Pese al momento actual que vive el sector y a que el nuevo local dobla en espacio a su hermano mayor, La Maruca Castellana cuelga siempre el cartel de lleno gracias a un concepto muy actual que se sustenta en una cocina de casa de comidas –rica, casera, muy elaborada y a precios razonables–, una cuidadísima puesta en escena y una interesante parroquia con lo más granado de la sociedad madrileña.
La identidad cántabra del Grupo Cañadío se refleja en platos como las anchoas de Santoña con pimientos asados, las rabas de Santander, la terrina de foie con sobao pasiego, los huevos rotos con picadillo de Potes, el cocido lebaniego, la fideuá negra de cachón o los callos a la montañesa. Entre sus opciones de picoteo son célebres la ensaladilla rusa con anchoa, las bravas, las croquetas de carne de cocido y los buñuelos de brandada de bacalao en tempura.
Viva Madrid
Ubicado en pleno barrio de Las Letras, frente a la salida de actores del Teatro Español y a solo unos metros de Salmon Guru, Viva Madrid ocupa un histórico local declarado espacio protegido y distinguido con la placa de comercio centenario. Comenzó a funcionar en 1856 y, tras unos años de inactividad, volvió a la vida en 2018 de la mano de Diego Cabrera y su equipo. Hoy, Viva Madrid aúna el espíritu de taberna ilustre bajo el que abrió sus puertas con la esencia de coctelería clásica que encumbró su barra como una de las más célebres de la década de 1920.
En sus inicios, Viva Madrid apostó por una carta de tragos inspirados en la coctelería clásica, como el Old Fashioned, el Bloody Mary, la media combinación o el Negroni, aunque elaborados a la manera del que está considerado como uno de los mejores bartenders del país y del mundo –Diego Cabrera ocupa el puesto 50 en Bar World 100 y su Salmon Guru, el 22 en The World’s 50 Best Bars List–. Sin embargo, a manos del argentino y sus socios, Gustavo Dipasquale y Ricardo García, era inevitable que poco a poco el bar fuera encontrando su propia personalidad creativa a través de una carta de cócteles de autor que se estructura en torno a cinco apartados –cócteles sour, frutales, fuertes, refrescantes y sin alcohol– y que está muy enfocada a maridar con la carta de comida de Viva Madrid, diseñada por el chef ejecutivo Víctor Camargo. ¿Te atreves a maridar un cóctel con unas deliciosas bravas?
Casino de Alcalá
Basta media hora de conducción para dejar de ser madrileño y convertirse en viajero, ese que mira con ojos de turista aunque no haya abandonado siquiera su propia comunidad. Ubicada al nordeste, Alcalá de Henares alberga la Universidad, declarada Patrimonio de la Humanidad, la célebre casa natal de Cervantes y otros edificios y monumentos cuyo valor histórico hace pensar que aquí la vanguardia no es posible. Sí lo es. Al menos, en lo culinario. Ello se debe en gran parte a Monio Group, sello hostelero de referencia en el municipio, con diez años de experiencia y una política de expansión que solo ha sido ambiciosa a nivel local, pues busca revitalizar la ciudad y medirla con la escena gastronómica capitalina.
Casino ofrece una cocina casera de temporada, elaborada con productos de proximidad y de precios razonables, en línea con la filosofía de los otros negocios creados por Fran Rodríguez. Ejecuta este concepto Ramón Cuesta, cocinero de vocación que atesora más de 36 años de experiencia, pues se consagró a su pasión siendo casi un niño. Aquí ha diseñado una carta que incluye recetas muy reconocibles con acento nacional , como las patatas bravas, que en ocasiones aceptan toques de atrevimiento, como los torreznos soufflé con pimientos de padrón, uno de los platos más demandados por su insólita textura.